A doble ciego

Cuatro frikis a los que les encantan los ordenadores y además se les dan muy bien, son contratados para, en principio, llevar a cabo una investigación de carácter médico, introduciéndose en los sistemas informáticos de diversos sistemas sanitarios de varios países. El objetivo es comprobar que un fármaco tenía unas determinadas propiedades antes de llevar a cabo su modificación.

Los cuatro amigos comienzan a investigar, y la historia se cuenta desde el punto de vista de una de las cuatro, una joven que se autodefine como negra y gorda en un país de gente con la piel blanca.

La trama se va complicando, y la industria farmacéutica y los intereses económicos van entrando en la historia y complicándola.

La última noche del Titanic

 

El autor de la novela estuvo obsesionado con la tragedia del Titanic desde niño. Ya mayor, y trabajando independientemente, se dedicó a entrevistar a decenas de supervivientes de la tragedia con el fin de hacerse una idea de lo que allí ocurrió.

El resultado es una novela totalmente realista, dando voz a infinidad de personajes, lo mismo un aristócrata neoyorquino como un electricista, una institutriz o el propio capitán del barco. Desde el momento en el que el iceberg es avistado se narran los hechos tal y como ocurrieron (o como los contaron los supervivientes). El resultado es un relato ágil en el que, paso a paso, vamos viendo todas las desgraciadas circunstancias que acabaron en la mayor tragedia de su época.

Para siempre

 

Se acabó la saga Cuatro bodas. La última de las amigas en emparejarse es Parker, la dueña de la finca donde celebran los eventos, y quien ideó la empresa que las cuatro socias han convertido en su modo de vida.

Parker ve cómo sus tres amigas del alma se han ido enamorando en un plazo muy breve, y las tres están comprometidas y con la idea de casarse en los próximos meses. En el círculo de amigos ha entrado Malcolm, un mecánico de automóviles que ha llevado una vida muy ajetreada, trabajando en cine como extra, y que estuvo a punto de morir en un accidente. Le intriga, y a Malcolm le intriga ella… EL resto nos lo podemos imaginar.

Una saga entretenida, recomendable como lectura de verano.

Sabor a ti

 

Continuamos con la saga Cuatro bodas. Esta vez le toca el turno a Laurel, la repostera del grupo.

Laurel es una joven que no procede de “familia bien” dentro de Greenwich, la ciudad de Connecticut donde viven y trabajan las protagonistas. Por lo que he leído, se trata de una ciudad muy rica. Pero la familia de Laurel se desestructuró, sus padres se separaron y a ella le tocó ganarse la vida sin ayuda de ellos. Por eso, cuando se enamora de Delaney, el hermano mayor de su amiga Parker, que sí es rico por antecedentes familiares, siente que no está a su nivel. Y de eso trata esta tercera entrega: el enamoramiento de Laurel y Del, las inseguridades de ella… Todo, por supuesto, rodeado de la parafernalia de las bodas que las cuatro amigas se dedican a organizar, levemente interrumpido por unas breves vacaciones en la playa.

He empezado (y terminaré) esta saga durante el mes de abril, pero es mucho más apropiada para la temporada de playa y piscina. Para eso la recomendaré.

Rosas sin espinas

 

Seguimos con la tetralogía Cuatro bodas, y en esta ocasión le toca enamorarse a la guapa Laurel, cuya misión en la empresa es encargarse de los adornos florales. El mejor amigo del hermano de Parker, Jack, lleva doce años formando parte del círculo de amigos y casi casi familia, que han creado nuestras protagonistas. Un día, Emma siente una gran atracción por él, atracción que se ve totalmente correspondida. Pero ambos tienen miedo a perder la amistad, y también temen lo que podrá ocurrir si su historia no saliera bien. ¿Cómo afectaría eso a las relaciones tan afectuosas y cariñosas que mantienen todos ellos? ¿Deben arriesgarse?

De nuevo, una historia de amor y como fondo, todas las vicisitudes a las que se enfrentan organizando eventos las cuatro amigas.

Álbum de boda

Nora Roberts es una autora de infinidad de novelas, algunas de ellas leídas por mí hace muchísimos años. He comenzado la tetralogía Cuatro bodas, lectura amena y fácil de leer.

Cuatro amigas de la infancia, rondando la treintena, son socias en una empresa organizadora de eventos, básicamente bodas. Les gusta mucho su trabajo, y disfrutan de haber conseguido vivir el sueño que desde niñas imaginaron. Parker es la organizadora, Laurel se encarga de los pasteles, Emma de las flores, y Mac de la fotografía. Cada uno de los libros tiene como protagonista a una de ellas y a su historia de amor. En esta ocasión, la protagonista es Mac, quien inicia una relación con un joven profesor de literatura, antiguo compañero de instituto. Sus miedos, derivados de la extraña relación de dependencia que mantiene con su madre, una mujer inmadura y egocéntrica, serán los que mantengan el interés.

Todas las piezas rotas

No he podido parar de leer la historia de Gretel, la hermana mayor del inolvidable El niño del pijama de rayas. Es un libro sobre el sentimiento de culpa, el inevitable sentimiento de culpa que acompaña a Gretel durante ochenta años de vida.

La novela se centra en varios momentos. Por un lado, el París inmediatamente posterior a la II Guerra Mundial, lugar en el que Gretel y su madre se refugian tratando de pasar desapercibidas. Años después, Gretel, una vez muerta su madre, se muda a Australia con la intención de empezar de cero. Pero hasta allí la sigue su pasado, y un tiempo después vuelve a Europa, en esta ocasión a Londres.

Y el momento final es la vejez de Gretel, viuda nonagenaria en Londres, y su preocupación cuando se van a instalar unos nuevos vecinos. ¿Tendrán hijos? Porque Gretel, a pesar de haber sido madre (una mala madre según ella misma reconoce), no ha podido nunca soportar a los niños desde que su hermano desapareció tras la alambrada.

Gretel puede ser muchas cosas: cruel, desgraciada, desequilibrada, triste… Pero también es decidida y capaz, incluso a sus noventa y un años. Y puede arreglárselas sola, aunque los recuerdos sigan acudiendo a ella.

Las chicas del muro

Detrás de una fotografía puede esconderse una historia. Esto es lo que piensa Elena, joven española que está pasando un año en Berlín, como becaria en un museo. Un día, descubre la imagen que la obsesionará: dos chicas se dan la mano sobre el muro de Berlín, que en ese momento tiene apenas un metro de altura, mientras un joven soldado las observa pero no las obliga a separarse del muro. Una pertenece al Este, otra al Oeste…

Elena, con la ayuda de una buena amiga alemana, comenzará a investigar. Pero no parece que haya muchos hilos de los que tirar, y cuando encuentra a una de las jóvenes, hoy ancianas, está perdiendo la memoria. Pero le da una pista cuando le habla de un plan de fuga, y Elena persistirá hasta que acabe comprendiendo toda la historia.

Diez negritos

 

Una canción de cuna cuenta como diez negritos reunidos van desapareciendo uno tras otro, muertos de maneras diferentes. En la Isla del Negro se han reunido diez personas de lo más variopintas, y ninguna de ellas sabe muy bien por qué está allí, invitados por un tal señor Owen. No es posible salir de la isla, pues solo hay una barca que realiza el trayecto una vez al día. De repente, una voz procedente de un gramófono acusa a cada uno de los presentes de haber cometido un crimen, pero un crimen imperceptible para la sociedad: un general envió durante la guerra a la muerte al amante de su mujer; una joven dejó morir ahogado en el mar a un niño que le impedía casarse con su amado… No se tratan de crímenes que puedan probarse en un tribunal, pero no por eso dejan de ser crímenes.

Alguien sabe de estos delitos no castigados y trata de castigar a los culpables. El ambiente es de desasosiego y crispación, pues todos empiezan a sospechar de todos… Y no pueden escapar. Agatha Christie lo borda, como siempre.