Carlota
es una adolescente que inicia un diario para hablar de sexualidad. Este se convierte
en un relato de sus primeras experiencias sexuales, así como una recopilación
de datos sobre asuntos de índole sexual: anticonceptivos, prostitución,
consentimiento… Es cierto que de todo esto ya se ha hablado mucho, y las adolescentes
de hoy en día tienen toda esta información, pero aún así, sigue vigente aunque
el libro ya tiene veinte años.
Flanagan
es requerido por un detective del barrio para ayudarle a encontrar a un niño de
origen magrebí, Ali, que ha desaparecido junto con su padre. Según le cuenta,
sus abuelos maternos están dispuestos a hacerse cargo de él. Flanagan se ve así
inmerso en el mundo de los inmigrantes musulmanes de su barrio, a la vez que se
va distanciando más y más de su novia, Nines, quizá debido a la extraña actitud
de algunos de sus amigos.
Flanagan
se ve inmerso en esta ocasión en un asunto muy desagradable. Un compañero de
clase, Mateo, es un delincuente que ha robado a varios compañeros, trata muy
mal a su novia y además, quiere pegarse con nuestro joven detective.
Cuando
Mateo desaparece, al parecer relacionado con un atraco en una gasolinera con un
botín considerable, Flanagan sospecha que hay algo turbio más allá. Ayudado por
sus amigos, y una vez más por Nines, su amiga de la zona alta de la ciudad,
tratará de esclarecer el asunto.
La
hermana de Flanagan, Pili, se ha ido en Semana Santa con su novio y no vuelve.
Tras recibir una llamada suya muy extraña, diciendo que no se preocupen y que
no llamen a la policía, la preocupación se instala, obviamente, en casa de Flanagan.
Cuando su padre le pide que investigue qué le ha ocurrido a su hermana, él no
sospecha que sus pesquisas le llevarán a Madrid, a los alrededores de
Guadalajara, y a verse, una vez más, apuntado por una pistola.
Flanagan
es requerido por un detective “de verdad” para ayudarle en alguna ocasión. Lo
que no sabe Flanagan es que el detective está ya inmerso en un misterio cuyo
centro está en el barrio en el que vive, y que pronto se va a convertir en un problema
para él. Sobre todo cuando el detective aparezca, en plena noche, solicitando
su colaboración, tras haberse convertido en el principal sospechoso del crimen
del párroco del barrio… Menos mal que su amigo Charche le echará una mano.
Una
compañera de Flanagan, integrante de un pequeño grupo de chicas muy guapas y
que apenas se relacionan con el resto, ha desaparecido. El padre de Nieves, la
chica, solicita los servicios de Flanagan para encontrarla. Esta investigación
llevará a nuestro joven detective a investigar en el asunto de los abusos
sexuales a menores.
Curiosamente
hoy se ve un poco trasnochado el tema, pues la principal duda es la siguiente:
si una chica de dieciséis años es violada por un hombre de cincuenta y tantos,
¿creerán a la chica, o dirán que lo provocó? Hoy en día no habría duda: la
chica sería creída. Quizá hace veinticinco años, o treinta, no estaba tan claro…
Flanagan
es requerido por Nines, su antigua amiga, una niña bien. Viene con su amigo,
Ricardo Alfonso (Erreá), quien le cuenta que hace un par de semanas dos
camellos le confiaron un paquete de droga, tomó una de las pastillas, perdió la
conciencia y cuando despertó el paquete había desaparecido. Ahora le buscan
para que les devuelva el paquete o el dinero, y necesita protección.
Flanagan
no es muy partidario de ayudar en este asunto, pero se ve obligado a ello, con
la ayuda de su socia María Gual, quien lo aloja en su casa durante unos días.
Pero todo se irá complicando, y nada es lo que parece.
Flanagan
ha sido abandonado por su novia, Carmen Ruano, una gitana de su edad, quien se
ha decidido por Reyes Heredia, un joven de su misma etnia que a Flanagan le cae
bien. Pero no puede evitar sentirse traicionado.
Cuando aparece
el cuerpo sin vida de un vecino del barrio, el joven novio de Carmen es acusado
del crimen, y todo parece indicar que ha sido él. Pero Carmen sabe que no, y
pide la ayuda de su ex, Flanagan. Además, el barrio está indignado y estallan
las reyertas, y la convivencia entre payos y gitanos se hace muy complicada.
Flanagan puede mirar hacia otro lado, o bien hacer uso de lo que ha ido averiguando y tratar de salvar a
un inocente.
La segunda
entrega de las novelas protagonizadas por Flanagan aborda la compra y venta de
bebés para ser adoptados ilegalmente, con o sin el consentimiento de sus padres
o madres.
Cuando Carmen,
una jovencita de su entorno, se dirige a Flanagan para pedirle que averigüe qué
ocurrió con su sobrinito, que ha desaparecido, no imagina que abrirá la puerta para
acabar con una trama que trafica con bebés. Por el camino le ayudará Nines, una
adolescente de una clase social muy superior a la suya, quien colaborará para
comprender lo que ha sucedido.
Esta es una novela para
jóvenes que leí hace treinta años, seguramente, y quizá después. Estaba en mi casa, creo que era
de mi hermano. Una novela de detectives y de adolescentes, en realidad de adolescentes
detectives.
Un chico de catorce años se
dedica a investigar pequeñas cosas en su entorno, para sacarse un dinerillo
para sus gastos. Pero un día, investigando por qué un compañero aprueba todos
los exámenes (cuando jamás lo había hecho) se ve inmerso en una trama de
chantaje, drogas, pederastia, y acaba temiendo por su vida.
Entretenida, como lo que
suelen escribir estos autores.
Leí que esta novela era
una maravilla que había enganchado a una gran cantidad de estadounidenses, y
que la autora, Elizabeth Strout, había ganado un Pulitzer. No discuto su
habilidad ni la perfección de su prosa, pero he echado de menos que la historia
en cuestión tenga algo más.
Lucy está en el hospital,
donde pasa una temporada larga debido a una enfermedad con la que los médicos
no saben muy bien cómo tratar. Su esposo está atareado cuidando de sus dos
hijas comunes, y ella pasa mucho tiempo sola. Su madre pasa unos días con ella
y a través de sus diálogos y los pensamientos que pasan por su mente, nos
cuenta la historia de su vida. Una vida más bien anodina y tampoco muy
interesante, o al menos no más interesante que la más normal de las que tenemos
alrededor.
Me ha decepcionado.
Leí esta novela hace cerca
de cuarenta años (y no exagero, pudo ser en el año 86), y con ella descubrí a
uno de los magos de la novela. Ken Follet crea unos personajes magníficos, y perfectamente
creíbles, que se unen en un momento clave para interpretar cada uno de ellos el
papel que les había sido asignado.
El papel del malvado espía
alemán, listo y despiadado, que necesita a toda costa escapar y ha sido
entrenado para matar, pero no puede. No puede matar a la joven madre, esposa y
apasionada, ingenua y valiente, y que no duda en ponerse en peligro para salvar
a su país. Que no puede ser salvada por su esposo, hombre trágico y víctima de
la mala suerte, fuerte y desgraciado. A la que tampoco puede ayudar el policía
centrado en su trabajo, amante desgraciado de una heroína, que aprenderá a
admirar su valentía.
Una pequeña joya de la
novela de espías.
Antonio Muñoz Molina nos
sumerge en tres momentos diferentes. Dos son muy cercanos en el tiempo: por un
lado los primeros días del confinamiento debido a la pandemia de COVID de marzo
de 2020, cuando el autor utiliza un “diario” de lo vivido durante aquellos meses
primeros; por otro lado, la salida del confinamiento y esos meses de verano,
luego otoño y luego invierno, cuando se iba viendo que la pandemia no había finalizado,
sino que llegaba una segunda ola que podía ser pero incluso.
Pero más interesante es el
otro momento que no relata, que son los recuerdos de su niñez en Úbeda. Los
suyos y los de su familia, pues cuenta también las historias que su madre
mantiene en su mente, y que le va desgranando poco a poco.
Un libro nostálgico y conmovedor,
con la prosa de Muñoz Molina guiándonos por un mundo que ya no existe.
Violeta es una mujer que
nació en un lugar indeterminado de Sudamérica, en 1920, en plena pandemia de
gripe española. Los azares de la vida la llevaron a pasar su adolescencia en el
mundo rural. Sus matrimonios, sus amantes, sus hijos, sus nietos y todos los
personajes que la acompañan durante su vida nos harán conocerla y comprenderla.
Una mujer fuerte, pasional
y ambiciosa, que en la última etapa de su vida se dedicó a luchar para acabar
con la violencia contra las mujeres, y con la Fundación Nieves consiguió muchas
cosas. Una mujer que entró en la vida con una pandemia y terminó con otra, ya
cumplidos los cien años.
