miércoles, 27 de mayo de 2015

El misterio de la belleza exacta


Una anciana es asesinada en su casa en San Petersburgo. En la casa no había nada que robar, salvo quizá dos estatuillas antiguas y, más importante para muchas personas, las notas e ideas elaboradas por su hijo, un genio matemático, acerca del teorema de Fermat.
La policía acusa al hijo, pero pronto una antigua profesora de matemáticas suya interviene para hacer ver a las autoridades que dicha acusación no tiene sentido. La profesora es persistente y sigue investigando, hasta que llega finalmente a la verdad, que efectivamente no tiene que ver con algo tan prosaico como unas antigüedades.
Entre medias, una historia del teorema desde que Pierre de Fermat, allá por el siglo XVII, dijo haberlo demostrado, hasta la maravillosa demostración de Andrew Wiles de 1995. Demostración que al protagonista de nuestra novela no le pareció lo suficientemente bella…


No hay comentarios:

Publicar un comentario