domingo, 3 de diciembre de 2017

Rosa en flor


La segunda parte de Ocho primos estuvo en mi casa cuando yo era niña, y recuerdo con mucho cariño lo que sentí por estos jóvenes primos, que han crecido tras unos años, y ahora tratan de cumplir sus sueños.
Rosa vuelve de un viaje de dos años con su tío Alec y su fiel amiga Phoebe, y el contexto familiar al que vuelve ya no es el mismo que dejó. Es una joven casadera, y como rica heredera que es, su familia querría que se casara con uno de sus primos, con el fin de que la fortuna permaneciera en la familia. Ella no quiere precipitarse y se dedicará primero a divertirse y después, a las labores filantrópicas que le apasionan.
Su primo Charlie, perdidamente enamorado de ella, tratará de conquistarla. Pero sus exigencias, junto con la dependencia cada vez mayor que tiene el divertido joven con respecto al alcohol, entorpecerán sus fines, pues Rosa debe ante todo respetar a su amado.
Por otro lado, Phoebe y Archie, el primo mayor y responsable, se enamoran. Pero Phoebe no tiene fortuna y el noviazgo será rechazado por la familia, y la orgullosa Phoebe saldrá al mundo a labrarse un nombre y un futuro al que renunciar por amor (en su día no me di cuenta del machismo intrínseco que se esconde en este asunto).

Rosa va floreciendo y tendrá que encontrar el amor para sentirse realizada (otro machismo más). Pero hay que tener en cuenta el momento en el que esta novela se escribió, hace ciento cincuenta años, y quizá nos demos cuenta de que al menos, estamos hablando de mujeres de fuerte carácter pero que, tristemente, supeditan todo al amor de un hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario