sábado, 26 de marzo de 2022

Un juego de niños

 


Harriet es una niña de doce años, una preadolescente cuyo hermano mayor, Robin, fue asesinado cuando ella contaba apenas con meses de edad. Desde entonces, su madre cayó en una depresión de la que no ha salido aún, y su padre se alejó y vive en otra ciudad consolándose con otras mujeres. Aun así, Harriet no se siente abandonada, pues siente el cariño de Ida, la mujer que se ocupa de las labores domésticas de su casa, y de su abuela Edie y sus tías abuelas, procedentes de una familia adinerada venida a menos.

Harriet va y viene con su amigo Hely, pasando el cálido verano de un pueblo del sur estadounidense. Quiere saber quién acabó con la vida de su hermano, y castigar al que lo hizo. Está segura de haberlo averiguado, y con la ayuda de Hely planea lo que puede considerarse un juego de niños, pero que puede acabar yéndose de las manos…

El libro comienza de una manera excesivamente lenta, con largas descripciones de los personajes, cosa que puede llegar a hacerse algo pesado. Luego avanza de manera implacable, metiendo a nuestros dos jóvenes protagonistas en líos cada vez más complicados. Y acaba de una manera desconcertante, por no decir que no acaba… Quizá lo peor sea el final, un final que deja un sabor de boca extraño, con ganas de saber qué pasó exactamente con Robin hace doce años, y qué pasa ahora con nuestros protagonistas, los buenos y los malos. Aunque ya no sepamos quiénes son los buenos y quiénes no lo son.

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