jueves, 23 de febrero de 2023

Longitud

 



Oí hablar de este libro a Clara Grima en Las que cuentan la ciencia. Esta matemática y divulgadora nos deleitó, y divirtió, a todos los que allí nos encontrábamos, con un monólogo muy divertido a la vez que ilustrador, sobre cómo el cálculo de la longitud se convirtió en un problema de difícil solución a bordo de un barco hace unos cuantos siglos. Y de cómo el imperio británico decidió convocar un premio para quien consiguiera calcular de una manera muy exacta la longitud, con el fin de evitar los fracasos varios y los hundimientos de barcos que se habían producido por errores de cálculo.

Lo que no preveían los británicos era que fuera un relojero, un simple relojero, quien resolviera el misterio. Los grandes matemáticos y astrónomos de la época comenzaron a hacer cálculos basándose en las posiciones de las estrellas, la luna y el sol. Pero era suficiente con tener un reloj que no atrasara ni adelantara, un reloj que pudiera viajar, sufrir frío, calor y movimientos bruscos pero siempre diera la hora correcta…

La historia del relojero Harrison, su búsqueda de la exactitud y sus disgustos para ver reconocido el valor de su invento nos es contada de manera muy amena en este libro.

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