Quizá un tanto enrevesada esta última
entrega de Camilla Läckberg. Desde el principio hay un personaje turbio,
extraño, así como extraña es la relación que mantiene con su esposa y con su
hija. En los alrededores de su casa aparece una chiquilla desparecida cuatro meses
atrás, con unas lesiones infames que le habrían imposibilitado hacer uso de sus
sentidos.
A su alrededor se teje una trama
que tiene como hilo conductor a Patrick, policía, y Erica, escritora y
compañera de este último. Por un lado Erica, investigando para escribir sobre
los crímenes que sucedieron hace muchísimos años y que acabaron con el encierro
de Laila, que sigue en un psiquiátrico. Y Patrick, investigando y dejándose
ayudar por Erica…
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