domingo, 12 de junio de 2016

Los últimos días de nuestros padres


Joël Dicker me cautivó hace un tiempo con Harry Quebert, y me lancé a esta novela suya, más antigua, con mucho interés. No puedo decir que me haya decepcionado, pero sí que me ha sorprendido.
La historia no es ningún crimen, no es novela negra. Es  la historia de un grupo de combatientes en la II Guerra Mundial. En concreto, combatientes franceses (o con doble nacionalidad) que se integran en el ejército británico y forman parte de la Resistencia, van y vienen de Inglaterra a Francia y de Francia a Inglaterra, luchando por su país y por los Aliados.
Empieza la novela con el período de formación de estos jóvenes, centrándose sobre todo en el joven Paul-Emile, apodado Palo por sus compañeros. Ha dejado a su padre en París, lo recuerda continuamente, y siente enormemente no poder verle ni ponerse en contacto, cosa que está prohibida por su papel en la guerra.
Palo se enamora de la única chica que pasa con ellos el período de formación, y viven una historia de amor trágica, pues saben que en sus idas y venidas, tarde o temprano uno de ellos puede morir o, por qué no, los dos.

Las relaciones que se establecen entre todos estos jóvenes son relatadas con mucha sencillez, y aprenderemos a conocerles y a apreciarles. Es, al fin y al cabo, la vida de unos hombres que están viviendo los últimos días de sus padres.

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