sábado, 22 de abril de 2017

Ana


Ana Tramel es una abogada con un pasado oscuro adicta al alcohol y los tranquilizantes. Su hermano Alejandro, con el que no mantiene ninguna relación desde hace varios años, es un adicto al juego, razón por la que acaba debiendo casi un millón de euros a un casino. Tras matar a golpes al director del casino durante una mala noche, se suicida en el calabozo.
Podría parecer que ahí ha acabado todo, pero no es así: el casino demanda a la viuda de Alejandro (a quien Ana no conocía), que tiene un hijo de tres años. Ana se indigna, y a partir de ahí iniciará una cruzada contra el casino y sus directivos. Con sus altibajos debido a sus adicciones, agravados por dos intentos de asesinato contra su persona, aprenderemos a comprender a esta mujer que se aferra a un clavo ardiendo y, como ella misma, dice, es una gran encajadora de golpes. Es difícil tumbarla, siempre consigue mantenerse en pie.

Roberto Santiago (al que conocía por los libros de la serie Futbolísimos que están aún en las estanterías de mis hijos) desarrolla una trama muy elaborada. Para conocer el asunto de primera mano, se introdujo en el mundo del juego y habla desde dentro, razón por la que considero que no se equivoca mucho…

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