domingo, 2 de julio de 2017

La casa del trueno


Este es uno de esos libros que leí de joven, con veinte años más o menos, y no he olvidado nunca. Es el horror más horroroso, una pesadilla interminable.
Una joven, Susan, despierta en un hospital sin recordar nada. Poco a poco comienza a saber quién es, a qué se dedica, recuerda cosas de su infancia y juventud. Todo lo que tiene que ver con su trabajo (muy especializado en física) es para ella una nebulosa. Su médico y su enfermera son muy amables, y le dicen que poco a poco irá recuperando la memoria.
Cuando Susan tenía diecinueve años, fue testigo del asesinato de su novio de la universidad a manos de unos compañeros de hermandad a los que la novatada se les fue de las manos, empujados por el odio a su raza judía. Pagaron por ello gracias a su testimonio, dos de ellos murieron poco después y ha aprendido a vivir con ello. Por eso es todo tan sorprendente cuando comienza a encontrarse por los pasillos del hospital con esos mismos hombres, los muertos y los vivos, y tanto su médico como todas las enfermeras quieren hacerle creer que todo es producto de su imaginación.
Susan cree estar volviéndose loca o bien tener una disfunción cerebral que le afecta en concreto a ese episodio de su juventud. Pero poco a poco empieza a sospechar que quizá no todo esté en su cabe.

Koontz nos sumerge en el horror con la huida de Susan, huida a ninguna parte, pues los muertos la persiguen…

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