domingo, 30 de julio de 2017

Presagios


Excelente, excelente la entrega número 10 de la serie del inspector Sejer. En esta ocasión, el inspector se ha hecho mayor, de hecho su nieto ya tiene dieciocho años y él se siente a punto de acabar con su vida laboral, al margen de notar una declive físico marcado por la edad.
Todo comienza con algo que podría ser considerado una broma, pero que puede dar lugar (y de hecho lo da) a un malestar extremo entre los afectados por ella. Una niña de ocho meses que duerme tranquilamente en su carrito, en el jardín posterior a su casa, aparece bañada en sangre. La niña está ilesa, pero las consecuencias emocionales para su padre y su madre son inabarcables.
Esto es una muestra de las bromas que el adolescente, hijo de madre alcohólica y de padre desconocido, puede tramar. Él quiere que las personas que se sienten seguras del amor y de la familia comprendan que no todo tiene por qué ser la felicidad. También juega con la muerte (esquelas falsas, llamadas de emergencia) y acaba atemorizando a toda una región. El inspector Sejer será el encargado de averiguar lo ocurrido.
Pero el joven ha entrado en una escalada de violencia, y siente un odio tal por su madre, que tarde o temprano algo se escapará de las manos y alguien acabará muriendo.

Un relato que engancha y fascina desde el principio hasta el final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario