viernes, 13 de octubre de 2017

El hombre que perseguía su sombra

Es cierto que creo que las secuelas escritas por quien no concibió la saga no suelen estar bien logradas, pero tuve que poner esta opinión entre paréntesis tras la cuarta entrega de la serie Millennium de David Lagercrantz, muy lograda y veraz. En esta quinta entrega, he echado de menos a Lisbeth en estado puro. Casi todo lo que ella protagoniza nos da apenas unas pinceladas de ese carácter tan peculiar que posee.
La historia comienza con Lisbeth en prisión durante dos meses, tristes e injustas secuelas de la novela anterior. Allí hay una matona que tiene acosada a una joven musulmana que se atrevió a desafiar a su familia. Y ya sabemos que Lisbeth no soporta las injusticias…
Por otra parte, comienza a sospechar de una trama que se remonta su infancia, cuando una asociación (o registro) estudió parejas de gemelos en distintos ambientes con el  fin de descubrir “cómo hacer un buen sueco”.

Mikael volverá a aparecer en escena para ayudar a Lisbeth, pero también he echado de menos un poquito más de reflexión por su parte…  

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