miércoles, 7 de marzo de 2018

Años de sequía



Un thriller ambientado en la Australia profunda. Esa Australia de la que no se habla, esa Australia cálida, desértica, donde parece que no ha llegado el progreso. Es una Australia donde los rumores pueden llegar a hacerse ley, donde la mezquindad de unos pocos se ve reforzada por la desidia del resto. Una Australia diferente.
A Kiewarra, un pueblo perdido, llega Aaron, antiguo habitante del lugar, del cual se fue siendo adolescente cuando fue injustamente relacionado con la muerte de la joven Ellie, amiga suya y casi enamorada, hace veinte años. Llega atendiendo la llamada del padre de su mejor amigo de entonces, Luke, quien aparentemente ha matado a su esposa y a su hijo y luego se ha suicidado. Los padres de Luke no creen la versión oficial y Aaron, miembro de la policía (aunque especializado en delitos financieros) comenzará a investigar.
Pero el pueblo no olvida, y la estancia en Kiewarra se transformará en un infierno para él. Pero no ceja en su empeño, y ayudado por el único policía local hablará con unos y con otros, siempre pensando que este crimen tan incomprensible está relacionado con el de hace veinte años.
La sensación de calor asfixiante que se respira durante todo el libro alcanzará su clímax en la escena final, donde el riesgo de incendio aumenta y aumenta… En conjunto una excelente novela, que entretiene y mantiene hasta el final la incógnita, con unos personajes creíbles y entrañables.

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