domingo, 17 de marzo de 2019

Mi historia (Michelle Obama)



Michelle Obama es un personaje que siempre me ha interesado. Me parecía una mujer que no lo ha tenido fácil en la vida, aunque el hecho de haber estudiado en alguna de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos pudiera decir justamente lo contrario. De cualquier forma, siempre he pensado que el hecho de ser mujer y negra no es una ventaja ciertamente, sino todo lo contrario.
Michelle Obama nos cuenta su infancia, una infancia y adolescencia transcurridas ambas en una zona de Chicago que iba degradándose según iban pasando los años, y convirtiéndose en un gueto. Su familia nuclear estaba constituida por su padre (trabajador enfermo de esclerosis múltiple, cumplidor con su trabajo a pesar de su enfermedad), su madre (ama de casa hasta que comenzó a trabajar en la adolescencia de Michelle, con el fin de pagar las facturas universitarias) y su hermano Craig, dos años mayor que ella y siempre su protector y amigo. Su familia siempre confió en ella, y su extensa familia, formada por abuelos, tíos, primos, primos segundos y demás allegados, estuvo presente en su vida desde pequeña.
Michelle era lista, por eso estudió la secundaria en un centro al que entró tras pasar un examen de ingreso bastante duro, que estaba a más de una hora de trayecto desde su domicilio, pero tanto ella como su familia estaban dispuestas a luchar por su educación. Fue admitida en Princeton, donde se encontró con que formaba parte de una minoría de raza negra, cosa que hasta aquel momento no le había ocurrido.
Michelle luchó por su educación, estudió y consiguió volver a Chicago contratada por una prestigiosa firma de abogados. Pero dentro de ella ya estaba esa necesidad de hacer algo por su comunidad, por lo que algunos años después dejó su bien remunerado trabajo para entrar en el Ayuntamiento, posteriormente en la Universidad de Chicago… siempre con la idea de mejorar las condiciones de vida, sanitarias o educativas, de sus conciudadanos.
Y un día conoció a Barack Obama, y tardó poco más de un verano en darse cuenta de que ese joven amable, impetuoso y esperanzado iba a ser su compañero de vida. Cuando decidió, ya casados, empezar en el mundo de la política, Michelle no pudo decir que no. Lo que no imaginaba era a dónde les llevaría, a ella y a su familia, la política…
Una autobiografía quizá un poquito edulcorada (es natural) donde se retrata a una primera dama de Estados Unidos bastante inusual, por su trayectoria profesional previa al mandato de su marido, así como por las iniciativas que durante el período lideró: disminuir la tasa de obesidad infantil a través de una dieta más saludable; fomentar el ejercicio entre niños y adolescentes; apoyar a los veteranos de guerra en su adaptación a la vida civil; fomento del liderazgo entre niñas y adolescentes de barrios desafavorecidos.
En resumen, una buena lectura que da una visión de Michelle (y por ende de Barack) muy parecida a la que yo tenía, pero con una serie de matices interesantes.

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