martes, 4 de enero de 2022

El italiano

 


Arturo Pérez Reverte narra un episodio de la II Guerra Mundial desconocido para mí. Se trata de los ataques perpetrados por voluntarios buzos italianos a la escuadra británica, que acabaron con diversos barcos (cargueros, petroleros…) en puertos del Mediterráneo. En este caso concreto, en Gibraltar, nadando en plena noche desde Algeciras. Misión difícil, arriesgada y valiente, que en ocasiones acaba bien, otras regular, y otras mal.

Regular acaba el día que Elena, joven viuda residente en La Línea, encuentra en su paseo matutino a Teseo, herido e inconsciente en la playa, tras una incursión en el puerto gibraltareño. Un impulso le hace ayudarle, y de ahí nacerá un deseo por su parte para ayudar a los italianos en su afán destructor de la marina inglesa. Afán que nacerá antes incluso que su amor por Teseo, pues Elena es una mujer resuelta a seguir su criterio, con independencia de los consejos de su amante, y tiene sus razones íntimas para no apreciar en absoluto a los ingleses. Es un personaje que no se olvida con facilidad, con infinitamente más matices que los de su amante, de quien sabemos, principalmente, que es un soldado.

Novela de guerra, de aventuras, de mar y de amor, en ese orden.

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