Lo que
parece una novela de espías acaba sorprendiendo. La primera parte de la novela
narra la historia de Ridley, un joven integrante de la CIA en territorio
hostil, quien tiene que infiltrarse en Afganistán y correr toda una serie de
peligros con el fin de acabar con el líder del Ejército de los Puros. Esta es
una organización terrorista, la continuación de ISIS o Al-Qaeda.
Ridley
está quemado y vuelve a Estados Unidos, acabando como observador en un
submarino experimental. Lo que parecía una misión simple acaba convirtiéndose
en… un viaje en el tiempo. Y lo que parecía una novela de espías se convierte
en una distopía con tintes futuristas y catastróficos que he de reconocer, me
ha enganchado más al final que al principio. Está claro que hay dos géneros que
me encantan, aunque sobre todo en el cine: catástrofes y distopías. Y esta
novela aúna ambas.
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