La vida de Ayla, la niña Cro-magnon que se queda sola tras un terremoto y es acogida por un clan Neandertal, fascina desde el primer capítulo. Es inevitable sentir angustia con esa pobre niña vagando por los bosques. Es inevitable sentir un gran alivio cuando por fin, al borde de la muerte, es hallada por el clan y salvada por la curandera. Es inevitable solidarizarse con esa niña diferente a todos los que la rodean y con sus esfuerzos por no llamar la atención durante todo su crecimiento. Y es absolutamente inevitable sentir desprecio por su maltratador, violador, padre de su hijo mezcla de razas y finalmente, quien la expulsa del clan.
La adaptación del clan a su entorno, el aprovechamiento de los recursos naturales, la caza en grupo y las ceremonias religiosas son descritas por Jean M. Auel con una cercanía tal, que parece que hemos retornado a esta época de la humanidad.
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