Federico Moccia narra en esta novela una historia de amor un tanto increíble. Y pastelera. Como lectura ligera no está mal, sobre todo cuando necesitas desconectar y leer algo agradable. En Italia ha sido todo un fenómeno.
Niki es una jovencita de instituto que se topa (nunca mejor dicho) con Alex, un profesional de casi treinta y siete años. Entre bromas y veras surge un amor a mi juicio bastante irreal, como he dicho más arriba. Paseando por Roma, visitando las plazas que todo el que ha viajado allí no puede dejar de reconocer, la historia nos lleva por toda la ciudad. Tras un breve paréntesis de sufrimiento, el desenlace es feliz, no podía ser menos.
Como está por aquí la segunda parte, la leeré también. Sospecho que será igual de pastelera, pero para la hora de la siesta parece adecuada.
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