viernes, 8 de septiembre de 2017

Juego de tronos (Canción de hielo y fuego I)


Leí esta saga hace cuatro años, y ahora, tras un final de verano en el que la serie televisiva ha hecho estragos, he decidido volver a leerla para luego ponerme con la serie. Mi memoria no es muy buena, leo mucho y a veces me cuesta recordar.
Las tierras de Poniente, los Siete Reinos, están gobernados por Robert Baratheon, quien ganó su corona en una guerra hace quince años. La corona le fue arrebatada a los Targharyen, descendientes de dragones, y aún hay por el mundo alguno de sus descendientes. Daenerys jugará un papel importantísimo en la saga.
En Invernalia son buenos, son la familia Stark, duros y honrados, viven en el norte y son los guardianes del Norte. Ned Stark, el señor de Invernalia, es un gran amigo del rey Robert, y le ayudó a conquistar su corona. Cuando Robert necesita ayuda, se la pide a su buen amigo, quien acepta convertirse en la Mano del Rey (el ejecutor de sus órdenes) aunque sabe que sólo le causará problemas.
La reina, Cersei Lannister, es malvada, ansía el poder y es la amante de su hermano Jaime. De hecho, sus tres hijos son hijos de su hermano y no del rey. Con la familia Lannister (su hermano Jaime, su hermano Tyrion, un inteligente enano, y su padre), conspiran para hacerse con el reino.
Ned va a la corte a servir a su rey, llevando con él a sus dos hijas, una de ellas prometida al despótico heredero del trono, Joffrey. Todo se torcerá rápidamente; la vida en Desembarco del Rey, la capital del reino, está plagada de traidores.

El bien contra el mal, con un final sorprendente y ante el cuál sólo podemos pensar que nadie está libre de morir en Juego de tronos. Ni de nacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario