miércoles, 25 de julio de 2018

Los santos inocentes



Algunas veces me doy cuenta de que leo y leo mucho, pero hay clásicos que apenas he tocado. Por eso decidí, tras una conversación acerca de esta novela (y la película), que no podía pasar más tiempo.
No pienso hablar sobre la maestría de Delibes, pues obviamente me quedaría corta. Hablaré simplemente del argumento de esta cortísima novela que devoré en una tarde.
Estamos en plena época franquista, en un pueblo perdido de España, donde hay un señorito al que le gusta cazar y que es el poseedor de las tierras. Hay un administrador de todo, con una hermosa y coqueta mujer. Y hay labriegos, labriegos desgraciados, que son los verdaderos protagonistas de la novela. En concreto, la familia de Paco el Bajo, un hombre bueno y servicial que quiere siempre contentar a su señorito. Su esposa, Régula, una mujer que vive para trabajar y cuidar de su familia: su hermano Azarías, un deficiente que, tras ser despedido de la finca en la que estaba, se traslada a vivir con Régula; sus dos hijos varones; su hija Nieves, guapa y hacendosa; y la Niña Chica, una hija que no se vale por sí misma y a la que hay que cuidar permanentemente.
El drama se espera, pues no se puede esperar otra cosa de la vil situación (mirado desde la distancia que dan cincuenta o sesenta años) en la que vivían estos labriegos, siempre serviciales y siempre esperando la aprobación de su señorito.

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