lunes, 20 de mayo de 2013

La niebla y la doncella


Hace aproximadamente dos años se produjo un asesinato en un lugar donde nunca ocurre nada: la isla de la Gomera. Allí, en medio del parque de laurisilva, rodeado de una niebla que se introduce por los ojos y no deja de intimidar, apareció el cadáver de un joven isleño. El principal sospechoso fue un concejal con el que el asesinado había tenido diferencias por las relaciones que mantenía con su hija menor de edad. En el juicio que se celebró fue exculpado, y ahora Bevilacqua y Chamorro, los guardias civiles que ya conocemos de otros casos, vuelven a abrir el caso para ver si existe alguna hipótesis alternativa.
El entorno es precioso, y la investigación avanza con la ayuda de Anglada, una joven guardia civil destinada allí y que fue testigo de parte de lo que ocurrió la noche en que el chico fue asesinado. Las relaciones de Anglada con Chamorro no son buenas, y se percibe una tensión que viene de antiguo y con la que Bevilacqua no tendrá más remedio que bregar.
Todo se complica con la desaparición de dos testigos, pero finalmente una pista parece sólida tras la declaración de la hija del concejal. Cuando Anglada aparece asesinada, Bevilacqua comprende que algo gordo se está destapando.
La tercera entrega de esta pareja de guardias civiles no desmerece en absoluto de las anteriores, quizá incluso me haya gustado más que éstas. Continuaré.

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