domingo, 27 de septiembre de 2015

Memento mori


En Valladolid, en teoría, nunca pasa nada. Es una ciudad austera, castellana, tranquila, fría en invierno. Pero, de repente, una joven es asesinada y mutilada. Unos días después, una señora mayor es igualmente asesinada y mutilada. ¿Qué está pasando en Valladolid? ¿Hay un asesino en serie que va dejando poemas como firma de su crimen?
Caminando por las calles de la ciudad, un joven psicópata (o quizá sociópata) escucha música acorde con su cambiante estado de ánimo. Es un joven inteligente, culto y aparentemente integrado en la sociedad, con un trabajo que le permite mantener un buen nivel de vida. Conoce en profundidad a los clásicos de la literatura. Sus monstruos están en sus pesadillas, cuando recuerda su niñez maltratada, y trata de controlar lo que ocurre a su alrededor erigiéndose en el que manda sobre la vida y la muerte.
La vida personal del inspector Sancho es bastante solitaria. Cuando le asignan este caso, aparentemente tan complicado por falta de pruebas, conoce a Martina (doctora especializada en psicolingüística), quien conseguirá entrar brevemente en su vida, aunque la tragedia anda cerca. También contará con la ayuda de Carapocha, un psicólogo especializado en asesinos en serie que se convertirá en su mano derecha durante un tiempo.
La novela va alternando la visión de policía y delincuente, y nos permite entrar en la retorcida mente de este último, y estremecernos con lo que, inevitablemente, va a pasar. 

Una novela negra muy lograda, donde faltan algunos flecos aún por colocar. Pero claro, estamos hablando de una trilogía…

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