sábado, 12 de septiembre de 2015

Noviembre sin violetas


Esta primera novela de uno de mis autores favoritos, Lorenzo Silva (Bevilacqua y Chamorro me han dado verdaderos ratos de satisfacción), deja entrever lo que será un magnífico escritor de novela policíaca.
Juan vive en un balneario, cuidando ancianos y enfermos, alejado de toda vida social desde que hace diez años rompió con su amigo y socio Pablo. La causa de esta ruptura se nos irá desvelando a lo largo de la novela y se trata de algo relacionado con la mujer de éste último, Claudia. Pablo ha muerto hace un año atrás y cierto día, Claudia acude a Juan para pedirle ayuda en algo relacionado con los últimos asuntos que le llevaron a su extraña muerte.
La verdad irá desvelándose a lo largo del relato, retratando una conciencia (la de Juan) sumida en el dolor, la culpa y la vergüenza. Las muertes se suceden, comenzando con la de la malvada y manipuladora Claudia, pero Juan no deja de buscar una salida.

Aunque los diálogos son a veces farragosos de leer, la trama está perfectamente urdida y perfectamente acabada. Echo de menos haberle cogido un poquito más de cariño a alguno de los personajes, pero no todos pueden ser Bevilacqua…  

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