Lo interesante de esta
novela no es el hecho de que la protagonista sea o no vegetariana. De hecho,
esta novela no trata sobre el vegetarianismo sin sobre el viaje a la locura de
la protagonista, que arrastra a sus seres queridos.
La novela se narra a través
de los ojos de tres personas. En primer lugar, el marido de la vegetariana. Un
matrimonio aburrido y anodino, en el cual ni uno ni otra están enamorados, pero
que funciona aparentemente. Un día, la esposa despierta durante la noche tras
un sueño, y toma la decisión de no comer carne. Comienza a alimentarse
exclusivamente de vegetales, pero de manera muy escasa. Cuando se reúnen con su
familia con motivo de una celebración (padres, hermana y cuñado, hermano y
cuñada, sobrinos), estos insisten en que coma y la situación deriva en una
agresión por parte de su padre, por otra parte algo habitual en la niñez de la
joven. Una crisis nerviosa y un intento de suicidio serán la consecuencia
natural.
A continuación, dos años
después, el marido de su hermana se obsesiona con su cuñada vegetariana, que
vive sola tras haberse divorciado de ella su esposo después de su crisis. Es un
artista, y pinta el cuerpo de su cuñada con flores, acaba él mismo pintado y
manteniendo relaciones sexuales con ella, quien en su extraña cabeza considera
natural la comunión con la naturaleza que estas extrañas pinturas han generado.
La última persona a través
de la cual conocemos la historia es precisamente su hermana, quien un año
después, tras descubrir lo que ha ocurrido entre su hermana y su marido, se ha
divorciado y se ha hecho cargo de su hermana, ingresándola en una clínica
psiquiátrica. También al borde de la locura, trata de sobrevivir y vivir con
esta situación de la que no entiende gran cosa, mientras su hermana deja de
comer definitivamente para hacerse una con la naturaleza.
Un libro extraño y que creo
no he llegado a entender por completo.