Ciudades de papel

Quentin es un joven normal, con una vida normal, que está a punto de graduarse en su instituto en Orlando. No es muy popular,  de hecho es un poco frikie, al igual que sus amigos, pero aunque le gustaría tener un mayor éxito social y sentimental, vive feliz con unos padres que le quieren y le respetan.

Margo vive en la casa de al lado. Es una joven preciosa, lista, y forma parte de la pandilla líder en el instituto. Es, quizá, la líder de la pandilla.

Cuando eran niños, Quentin y Margo jugaban juntos, y un día encontraron un cadáver en el parque. Pero el tiempo les llevó a separarse, aunque seguían estudiando en el mismo instituto. Quentin siempre ha estado algo enamorado de Margo, viéndola como un ser inalcanzable.

Hasta que una noche, Margo aparece en la ventana y le pide que la acompañe en un periplo nada aburrido por toda la ciudad… Margo es imprevisible, y Quentin se ve arrastrado a una situación inesperada y que le supera.

La noche acaba, y Margo desaparece… Quentin no cejará en su empeño para encontrarla.

Bajo la misma estrella

Otra tristísima novela que en esta ocasión nos hace estremecer de la mano de Hazel, una joven de dieciséis años, residente en Indianápolis, que sufre un cáncer terminal. Va a todas partes con su botella de oxígeno, pues sus pulmones no respiran por sí mismos. Cuando su madre insiste para que asista a los grupos de apoyo de jóvenes con cáncer, por fin acude y allí conocerá a Augustus, quien le cambiará la vida. Gus ha sufrido también cáncer, y ahora es un superviviente de la enfermedad, aunque a costa de una pierna perdida en la batalla, que le ha alejado definitivamente del baloncesto. Conocer a Hazel es para él una revelación, y asistimos esperanzados al inicio de un maravilloso amor entre dos seres que saben que su mañana es muy breve, pero que vale la pena intentarlo.