Historia para poner los pelos de punta a cualquiera, y además, para más inri, es un caso real. Sucedió el 9 de enero de 1993 cuando Jean-Claude, un médico de prestigio en la sede de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, residente en una localidad francesa de los alrededores, asesinó por este orden a su mujer, sus hijos y sus padres. Trató de matar a su amante sin conseguirlo, y a continuación intentó suicidarse, también sin éxito. Obviamente, equivocó el orden de los sucesos, más valdría haber comenzado por su suicidio.
Las razones que llevaron a Jean-Claude a
cometer semejante barbaridad hay que buscarlas en el pasado. El día que no se
presentó al examen de segundo de medicina, y mintió a sus padres acerca de
ello, comenzó todo. Aunque quizá ya algo no funcionaba bien en su cabeza (no
quiero decir que estuviera loco) pues su afán de agradar y no decepcionar era
excesivo, y le llevó donde le llevó.
Simuló que sacaba con normalidad la carrera
de Medicina, simuló que comenzaba a trabajar, simuló su puesto en la OMS… Y su
esposa, Florence, jamás sospechó nada (o quizá sí, en la última etapa) y
disfrutó del tren de vida que le permitía el ir estafando a sus padres, tío,
suegros y familiares de edad avanzada que le confiaban sus ahorros para “invertirlos
en Suiza”.
Casi veinte años de mentiras que estaban a
punto de salir a la luz pues financieramente, la cosa iba de mal en peor. Y
quiso terminar con todo. Pero se equivocó en el orden. Estremecedor.
