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jueves, 19 de septiembre de 2024

Territorio comanche


 


Estamos en la antigua Yugoslavia, y dos reporteros de guerra están en medio de una ofensiva. Uno de ellos está empeñado en grabar la destrucción de un puente, y lleva tiempo intentándolo pero siempre se tuerce algo. Esta vez, cree que puede conseguirlo. La guerra se acerca, las bombas caen, y los dos periodistas continúan esperando.

Esta historia es la que Pérez Reverte utiliza como hilo conductor para contar muchas pequeñas historias de guerra y, sobre todo, de periodistas en tiempos de guerra. Nombrando a personajes reales y contando sucesos reales. Muy interesante.


jueves, 2 de noviembre de 2023

El problema final



Una isla casi desierta, donde solo están en ese momento los empleados y unos pocos huéspedes; un huracán que no permite la llegada de fuerzas de seguridad procedentes del continente; un ambiente siniestro. Y una mujer que aparece muerta, aparentemente por su propia mano, en una habitación cerrada.

Parece un relato de Sherlock Holmes. Y podría serlo, sobre todo porque uno de los huéspedes del hotel es un famoso actor que ha interpretado al personaje en quince películas que le han hecho famoso. Y se ha metido tanto en el personaje que, a petición del resto, está dispuesto a investigar el crimen como si fuera realmente un investigador de la talla de Holmes.

Giros y más giros de guion, siempre dando vueltas a los casos de Sherlock, con un acompañante (podría ser Watson) que da la réplica de manera magistral al actor-investigador creado por Conan Doyle.

Pérez-Reverte nos sorprende con un relato policíaco a la antigua usanza, que hará las delicias de los aficionados al género.

martes, 4 de enero de 2022

El italiano

 


Arturo Pérez Reverte narra un episodio de la II Guerra Mundial desconocido para mí. Se trata de los ataques perpetrados por voluntarios buzos italianos a la escuadra británica, que acabaron con diversos barcos (cargueros, petroleros…) en puertos del Mediterráneo. En este caso concreto, en Gibraltar, nadando en plena noche desde Algeciras. Misión difícil, arriesgada y valiente, que en ocasiones acaba bien, otras regular, y otras mal.

Regular acaba el día que Elena, joven viuda residente en La Línea, encuentra en su paseo matutino a Teseo, herido e inconsciente en la playa, tras una incursión en el puerto gibraltareño. Un impulso le hace ayudarle, y de ahí nacerá un deseo por su parte para ayudar a los italianos en su afán destructor de la marina inglesa. Afán que nacerá antes incluso que su amor por Teseo, pues Elena es una mujer resuelta a seguir su criterio, con independencia de los consejos de su amante, y tiene sus razones íntimas para no apreciar en absoluto a los ingleses. Es un personaje que no se olvida con facilidad, con infinitamente más matices que los de su amante, de quien sabemos, principalmente, que es un soldado.

Novela de guerra, de aventuras, de mar y de amor, en ese orden.

viernes, 4 de junio de 2021

La tabla de Flandes

 


Seguramente hace casi treinta años que leí esta novela de Pérez Reverte, en mi época de estudiante universitaria. Nunca más volví a ella, y no se convirtió en el típico libro que relees una y otra vez, supongo que porque fue un préstamo que puntualmente devolví a su dueño o dueña (o quizá a la biblioteca municipal).

Pero siempre fue una historia que recordé con agrado, aunque en realidad no recordara más allá de lo básico: crímenes y pintura. Hace un par de meses, en un chat de amigas donde uno de nuestros temas de conversación (entre otros muchos) es la lectura, una de ellas dijo que quería volver a leer La tabla de Flandes, y me picó el gusanillo.

Y casi una vida después, volví a sumergirme en la historia de Julia, y César, y Muñoz, y esa maravillosa pintura que narra una historia de amor, desamor y muerte hace varios siglos. Y volví a quedar enredada en la trama, en esa Julia amenazada y a la vez fuerte y a la vez protegida, ese César flemático, ese trágico Muñoz, aunque quizá no tan trágico como Menchu…

Una novela que hay que leer al menos una vez en la vida. Solo un pero, pero eso es responsabilidad mía (desventajas de releer): en la página treinta recordé quién era el malo.

viernes, 30 de octubre de 2020

Línea de fuego

 

Pérez Reverte se atreve por primera vez con la guerra civil española. Y con un capítulo muy concreto de esta guerra: la batalla del Ebro, y afinando más aún, la toma por parte de los republicanos de un pueblo en la orilla del río, y su posterior pérdida a manos de las fuerzas de Franco.

No hay grandes protagonistas, o quizá todos son protagonistas… Los cambios son continuos, de un lado a otro del río, de un lado a otro de la contienda. Podemos estar acompañando a una joven comunista convencida, encargada de transmisiones, que se siente atraída por un capitán bastante desengañado de la República pero que solo puede seguir luchando por ella. También podemos ir tras el combatiente nacional que, harto de luchar y sin grandes ideales, trata de salir de la primera línea de fuego para descansar a retaguardia sin conseguirlo. O sufrir con el requeté catalán, convencido de estar salvando a su tierra de la debacle a manos de la República. Y enternecernos con el dinamitero que no puede evitar salvar a uno de los adolescentes pertenecientes a la “quinta del Biberón”.

No hay protagonistas, pero todos son igualmente protagonistas. Quizá haya quien considere que tratar a todos por igual no es correcto, y hable de equidistancia… Como le he oído decir al autor, no es equidistancia, es ecuanimidad. No todo era bello a un lado, ni todo era barbarie más allá. Ni para unos, ni para otros. De hecho, casi todo era horrible en el frente, más allá de algunos gestos de valor y lealtad. El resto es sangre, sudor, muerte y destrucción. Y si te lo cuentan magníficamente, se agradece.

lunes, 11 de marzo de 2019

Sabotaje



La tercera entrega de mi espía favorito, Falcó, sigue la senda de las dos novelas anteriores (Falcó y Eva). Lorenzo Falcó sigue siendo un antihéroe, despiadado, chulo y sin afectos (salvo quizá uno). Pero incluso así, me gusta.
Falcó se mueve por dinero, y está a sueldo de la España nacional, de la España rebelde con la que él no está ni de acuerdo ni en desacuerdo, su corazón no está con ellos ni con la República. Ahora bien, le pagan, le pagan bien y a su sueldo está.
En esta ocasión, Lorenzo Falcó se dirige al París de la primavera de 1937, donde tiene dos misiones que van de la mano, pues deberá relacionarse con las mismas personas para llegar a culminarlas: desacreditar a un escritor francés, brigadista internacional, comunista sin carné, para que sus propios “amigos” acaben con él; por otro lado, deberá contactar con Picasso, que está pintando el Guernica, y destruirlo, con el fin de que no se convierta en un símbolo de la España republicana.
Allí se instalará, y con su característica flema y su saber estar, contactará con la noche parisina, intentando culminar sus tareas, unas mejor y otras peor…
Parece ser que Pérez Reverte va a tomarse un descanso con este personaje al que no llamaré entrañable (porque no lo es en absoluto) aunque sí carismático. Le pediría que el descanso no fuera muy largo, me encanta seguir los avatares de Falcó.

domingo, 4 de febrero de 2018

Eva


Conocí a Lorenzo Falcó hace aproximadamente un año, y me encantó este antihéroe, cínico, oportunista y con un punto psicópata, que vivió la guerra civil aprovechando el momento. En esta segunda entrega, Falcó se dirige a Tánger, donde su misión será hacerse con una buena cantidad de oro español que se encuentra en un barco republicano cuya intención es dirigirse a Rusia. Durante unos días hay calma, al tratarse Tánger de zona internacional, pero el barco está obligado a hacerse a la mar en breve, y allá hay un destructor del ejército franquista que no le permitirá el paso. El afán de Falcó será evitar un combate y la desaparición del oro.
Como agente rusa en el barco republicano se encuentra Eva, la rusa que compartió misión con Falcó en la primera novela, y con la que entabló unos lazos que ni el hecho de estar en bandos distintos logrará romper. Toda la novela gira en torno a las disposiciones que toma Falcó para hacerse con el control del barco, relacionándose con toda clase de personajes, residentes en Tánger o recién llegados, y la sombra de Eva se cierne sobre el libro. No aparecerá la joven en escena hasta bien entrado el relato, y cuando aparece será en una escena romántica que no esperamos, y sin embargo tal vez esperamos, de nuestro espía favorito.

Siempre caballero y siempre rufián, siempre con una copa en la mano y una cafiaspirina en el bolsillo, no sabemos si esta vez se saldrá o no con la suya. Pero como él mismo opina, lo interesante no es ganar o perder, sino que haya una carta esperando con una novedad... o posibilidad.

martes, 3 de enero de 2017

Falcó


Lorenzo Falcó no es comunista. No es de izquierdas. Tampoco es falangista, ni monárquico, ni de derechas. Su única ley es la que a él mismo beneficia, y su ocupación ganar dinero. Estamos en 1936, en España, y está al servicio del gobierno de Franco, que está formándose tras algunos meses desde el 18 de julio. Pero igual podría estar al servicio de la República, si su superior (el Almirante) hubiera tomado otro partido. 

Cuando se le asigna una peligrosa misión, Falcó se dirige a cumplir con su deber. En esta ocasión la tarea es inmensamente peligrosa: rescatar a José Antonio Primo de Rivera de la prisión de Alicante donde espera su destino. Tras cruzar las líneas se dirige allá, donde contacta con los falangistas idealistas que sueñan con liberar a su jefe.

Una novela donde hay buenos y malos, pero los malos son los protagonistas (Falcó, el Almirante, los Servicios de Seguridad) y los buenos son todos esos soldados de a pie que luchan y mueren por sus ideales. Una novela sin héroes o con héroes anónimos, donde Falcó nos sorprenderá con una buena acción, aunque quién sabe si quizá por malas razones...

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Hombres buenos


Una historia diferente. Esto es lo que puedo concluir de esta novela de Pérez Reverte. Además, contada de una manera diferente.
La narración nos mete en la piel de dos miembros de la Real Academia Española de la Lengua a finales del siglo XVIII. La Ilustración se abre paso en Europa, y los académicos quieren formar parte de esta corriente. En España están prohibidos muchos libros, entre ellos la famosa Enciclopedia, pero la Academia consigue un permiso especial del rey para hacerse con ella. Y envían a nuestros dos protagonistas, don Pedro (antiguo marino) y don Hermógenes (el bibliotecario) para comprarla en París y trasladarla a Madrid.
Pero no todos los académicos están de acuerdo con esta compra, y dos de ellos, de ideas contrarias pero con intereses comunes, tratarán por todos los medios de que la misión fracase, mandando tras ellos a Pascual Raposo, hombre ruin que hará todo lo posible para cumplir lo acordado e impedir que la Enciclopedia llegue a Madrid.
Durante toda la tarea a los caballeros encomendada, los diálogos entre ellos, junto con el abate que les acompaña en París, son fiel reflejo de una sociedad de la que pocos años después surgiría la Revolución Francesa.

Y además de contar una rara historia (la compra de unos libros no es la típica aventura), Pérez Reverte va saltando del siglo XVIII a la actualidad, contándonos en primera persona cómo fueron generándose en su mente las ideas, los paisajes y los caracteres de los personajes. Que, por cierto, son reales, son los “hombres buenos” en quienes confió la Academia.   

sábado, 31 de mayo de 2014

El tango de la guardia vieja


Hacía tiempo que no leía a Pérez Reverte. Y he recordado por qué me gustaba. Esta novela, que salta de los felices años 20 a la década de los 60, pasando de puntillas por un breve episodio en 1937, hila de tal manera el argumento que no podemos más que sentir una gran simpatía por los dos personajes principales.
Por un lado, Max, un niño argentino que se instaló en España y quiso ser un caballero, tener dinero, vestir bien y tener bellas mujeres. Por otro lado, Mercedes o Mecha, joven española de la alta sociedad, casada con un brillante compositor.
Esos dos personajes se encontrarán a bordo de un barco que se dirige a Buenos Aires, barco donde Max es un empleado cuya tarea es entretener, bailando, a las nobles damas que viajan en él. Ya en el primer tango que bailan Max y Mecha se intuye que hay una historia latente, incluso estando por medio el marido de Mecha, quien también simpatiza con Max. Tras el desembarco, la relación continúa y desemboca en algo que Max, que en el fondo es un buen chico, no tenía previsto ni sabe cómo manejar, y acabará huyendo.

Un encuentro fortuito unos años después en Niza, una triste despedida, y un nuevo encuentro ya pasados los sesenta años. Pero ahí siguen los sentimientos, y Max no podrá evitar volver a las andadas, sobre todo cuando Mecha le haga una revelación sorprendente, y una petición no menos sorprendente…