martes, 3 de enero de 2017

Falcó


Lorenzo Falcó no es comunista. No es de izquierdas. Tampoco es falangista, ni monárquico, ni de derechas. Su única ley es la que a él mismo beneficia, y su ocupación ganar dinero. Estamos en 1936, en España, y está al servicio del gobierno de Franco, que está formándose tras algunos meses desde el 18 de julio. Pero igual podría estar al servicio de la República, si su superior (el Almirante) hubiera tomado otro partido. 

Cuando se le asigna una peligrosa misión, Falcó se dirige a cumplir con su deber. En esta ocasión la tarea es inmensamente peligrosa: rescatar a José Antonio Primo de Rivera de la prisión de Alicante donde espera su destino. Tras cruzar las líneas se dirige allá, donde contacta con los falangistas idealistas que sueñan con liberar a su jefe.

Una novela donde hay buenos y malos, pero los malos son los protagonistas (Falcó, el Almirante, los Servicios de Seguridad) y los buenos son todos esos soldados de a pie que luchan y mueren por sus ideales. Una novela sin héroes o con héroes anónimos, donde Falcó nos sorprenderá con una buena acción, aunque quién sabe si quizá por malas razones...

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