El título de esta novela hace referencia a un poema de Miguel Hernández.
Este escritor es un personaje secundario en la trama que Paloma Sánchez-Garnica
vuelve a desarrollar con maestría. Una trama con un cierto componente mágico
(meigas adivinadoras, muertos que reviven y sueños reales), precisamente la
parte que menos me ha gustado en un relato por lo demás, genial.
La historia
narra la contienda civil a través de los ojos de dos familias que se unen
durante estos años de miseria en Madrid. Por un lado, Mercedes y Andrés son un
joven matrimonio que espera un bebé, y que viven de sus pocas tierras en Móstoles.
Por el hecho de ser propietarios y también debido a la maldad de cierto vecino,
Andrés y su hermano son apresados y obligados a trabajar con el ejército
republicano. Mercedes tendrá que huir y trasladarse a Madrid, donde acabará en
casa de los Cifuentes.
Teresa Cifuentes
es una joven rebelde de clase alta, cuyo noviazgo con un joven republicano le
hace mirar lo que su alrededor sucede con ojos críticos. Cuando comienza la
guerra, se ve atrapada en un Madrid cuyos dirigentes ya no quieren a su
familia, huyendo sus tres hermanos y pasando a luchar con el ejército de
Franco. En la huida su hermano mayor será ayudado por Mercedes y su familia, lo
que crea una deuda de conciencia entre ambas familias.
Pero la
familia de Teresa es clasista y rencorosa, lo que desembocará en un drama del
que saldrán Mercedes y Teresa tratando de sobrevivir en un Madrid hambriento y
miserable, con el fin de subsistir hasta que todo acabe. Pero cuando todo
acabe, comprenderán desgraciadamente que la vida es aún más complicada…
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