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domingo, 15 de abril de 2018

El laberinto de los espíritus


La cuarta entrega de la tetralogía El cementerio de los libros olvidados de Carlos Ruiz Zafón, cierra la historia que comenzó en La sombra del viento hace ya unos cuantos años.
Cuenta la historia de Alicia Gris, una joven rescatada de la muerte durante la guerra civil por nuestro querido Fermín Romero de Torres, probablemente el personaje más logrado de la primera novela. Alicia ha crecido, se ha convertido en una mujer, y en una mujer muy peligrosa, que trabaja resolviendo “cosas”. En esta ocasión, la desaparición de un ministro del régimen franquista, quien falta de su casa sin que nadie sepa qué ha ocurrido.
Para dar con la pista, se aliará con diversos personajes. Algunos serán héroes, otros serán cobardes. Algunos serán exactamente lo que parecen y otros serán justamente lo contrario. La historia, finalmente, unirá las otras dos entregas y aparecerán en escena Fermín, Daniel Sempere y Beatriz, su joven esposa, junto con el niño Julián. Cuando se esclarezca la trama, acabará dando respuestas a Daniel respecto a lo que siempre quiso saber sobre su madre.
Un final para la tetralogía, un buen final. Aunque quizá nunca pueda superar a la primera entrega, mi favorita.

miércoles, 17 de abril de 2013

El prisionero del cielo



No sabía que esta tercera novela de Ruiz Zafón, dentro de la tetralogía de El cementerio de los libros olvidados, estaba tan íntimamente relacionada con las dos anteriores. De hecho, el prisionero del cielo al que se refiere el título es el protagonista de la segunda novela, El juego del ángel. Pero esta novela retoma a dos de mis personajes favoritos. Uno de ellos es Daniel Sempere, el niño, luego joven, y ahora adulto y padre, que protagonizó en La sombra del viento la maravillosa aventura que dio inicio a esta serie. Y el otro es el pobre desgraciado, siempre con la cabeza alta, y sufriendo desgracia tras desgracia, que es Fermín Romero de Torres. Ahora comprenderemos sus miserias, su vida en la posguerra española, su sufrimiento y cómo se empeña en vivir por encima de todo.
Es una historia de recuerdos, es la historia de la madre de Daniel y su relación con el prisionero de la cárcel de Montjuich, de su muerte y de las razones de su muerte. Es una historia que engancha, sobre todo por el cariño que ya le tenemos a estos personajes, y que deja con ganas de saber más. ¿No es, al fin y al cabo, la tercera parte de una tetralogía? Ya llegaremos al final.

miércoles, 13 de febrero de 2013

El juego del ángel



Ruiz Zafón se adentra de nuevo en una Barcelona siniestra de principios del siglo XX. En esta ocasión, de la mano de David Martín, escritor de novela macabra con síntomas de muerte inminente, que se aferra a un clavo ardiendo para mantenerse en este mundo. Aunque el clavo sea un personaje escalofriante, Andreas Corelli, a quien Martín llama “el patrón”. Patrón que le contrata y le encarga una misión bastante extraña: construir una religión a partir de un relato.
David Martín se ve inmerso en una intriga que le lleva hasta treinta años atrás, cuando Diego Marlasca, abogado de prestigio, pierde primero a su hijo y luego la razón. Su investigación de los hechos acaecidos hace tanto tiempo le ponen en peligro mortal, mientras a su lado van cayendo uno tras otro todos los personajes que a su alrededor circulan, incluyendo a su amada Cristina y a su mentor, Vidal.
Todos caen salvo Isabella, adolescente impertinente y soñadora, que se convierte por un tiempo en su ayudante y es la única, junto con su futuro esposo Sempere, en salir indemne de esta descomunal barbarie gótica. Sembrando, por otro lado, los inicios de La sombra del viento (la mejor novela de Zafón) pues Isabella no es otra que la madre del protagonista de esta última novela. Pero no hay color. El autor quiso rizar el rizo que comenzó con La sombra del viento… y le salió mal.

domingo, 29 de abril de 2012

La sombra del viento



Cuando leí por primera vez “La sombra del viento”, de Ruiz Zafón, un verano de hace ocho años, lo siguiente que hice fue releerlo. Ahora he descubierto matices que no vi en su momento.
Un amanecer sombrío en Barcelona y un niño huérfano de madre, Daniel, que camina de la mano de su padre hacia el Cementerio de los Libros Olvidados. Un libro maravilloso, La sombra del viento, que encandila a Daniel y le obsesiona y le hace vivir una historia a través de sus páginas, intentando saber qué fue de su autor, dónde está y qué más escribió.
Se entrelazan las historias personales de Daniel y de Julián Carax, escritor maldito del libro, quien desapareció en los años veinte de la ciudad y volvió a aparecer muy brevemente en los inicios de la guerra civil, cuando se le dio por muerto. Por el camino, personajes entrañables, como Fermín Romero de Torres, eterno superviviente y dialécticamente maravilloso; la Bernarda, bondad en grado extremo; Nuria Monfort, olvidada del mundo y tratando de no olvidar sus fantasmas; o Beatriz, la encarnación para Daniel de todo lo que se puede esperar de una mujer.
Cuando en una novela sientes inmediata simpatía o empatía con alguno de los protagonistas, es inevitable acabar subyugado/a por la trama. En esta ocasión, creo que es casi imposible no querer a ese niño que se va haciendo mayor que es Daniel Sempere; no apreciar por su valor y compadecer por su desgracia a su padre; no admirar y estremecerse ante las desgracias de Fermín Romero de Torres… y podríamos continuar con la Bernarda, con Barceló, incluso con Beatriz Aguilar, quizá el personaje menos conseguido de toda la novela y que menos simpatías despierta.
Unos personajes infinitamente bien construidos con una historia que subyuga desde el primer párrafo. Tras saltar de una época a otra, tras realizar vertiginosos giros y rememorar la trágica historia de amor entre Julián y Penélope, Ruiz Zafón consigue una obra maestra.