La citación

John Grisham es un valor seguro, y es lo que quería. Esta novela es  un relato de intriga, enrevesado y complicado, como muchos de los de Grisham. Un profesor de Derecho va a visitar a su padre, juez jubilado y enfermo, y cuando llega éste acaba de morir. Cuando empieza a revisar la casa, encuentra más de tres millones de dólares escondidos en cajas. La pregunta es: ¿de dónde ha salido ese dienero? Ante la duda sobre si declararlo o no, (lo que supone estafar o no a su hermano, adicto a toda clase de sustancias, y a quien esa cantidad de dinero vendría a hundir por completo), decide guardarlo por el momento.

Pero comienzan los problemas cuando comprende que está siendo vigilado en su casa, que el dinero, que ha sido guardado en guardamuebles, también está controlado. Y aún no tiene ni idea de cómo llegó ese dinero a manos de su padre, un hombre íntegro y honrado que jamás aceptó un soborno.

El cartero siempre llama dos veces

Esta es una novela de malos malísimos. La historia, para quien ha visto la película, es la siguiente: un hombre mayor casado con una joven guapa, que regentan un bar. Un joven que aparece por allí salido de la nada y empieza a trabajar como ayudante, y casi de inmediato inicia también una relación amorosa con la mujer. Como el marido estorba, la mejor solución es matarlo. La primera vez no funciona, pero a la segunda, con un accidente de tráfico simulado, lo consiguen.

Pero las sospechas se ceban en la mujer, aunque finalmente saldrán ambos absueltos del crimen que han cometido. Continúan con una relación ya deteriorada, y cuando parece que todo va a salir bien, tienen un accidente de tráfico totalmente fortuito y ella muere. ¿Culpable? El joven. Acusado y condenado a muerte. Culpable, sí, pero no por el crimen por el que es condenado. 

Se trata de una novela corta y muy bien hilada. Mantiene el interés, aunque no se pueda evitar sentir desprecio por la pareja, quienes no se preocupan más que de ellos mismos y no dudan en matar.

El coronel no tiene quien le escriba

Seguimos con García Márquez. En esta ocasión, una novela corta, muy corta, no llega a las cien páginas, y la he leído mientras vigilaba un examen. Una novela triste, tristísima, que trata de la vejez, la enfermedad y la pobreza, de la soledad de unos ancianos cuyo hijo murió hace unos meses y no tienen ya por qué vivir, salvo quizás para sobrevivir.

El anciano espera desde hace mucho, muchos años, una carta del gobierno donde le concedan la pensión ansiada, tras Heber luchado por su país. Pero sigue esperando y esperando, porque el coronel no tiene quien le escriba…

Cien años de soledad

¿Qué decir? Me siento un poco ridícula intentando escribir una reseña sobre este libro, así que no la escribiré. Sólo contaré que leí esta novela hace más de veinte años y que, hace unos días, cuando tuve que elegir qué empezar a leer, con Gabriel García Márquez en portada de todos los periódicos, tuve que elegirlo y releerlo. No tuve opción. Tenía que volver y recordar cómo era Macondo y quiénes eran los Buendía.

Los ojos de India

Savitri es una niña hindú, prometida a otro niño, que queda viuda antes incluso de la boda, con seis años de edad. Su vida es agradable, siempre a la sombra de la abuela Kantal (bisabuela del niño muerto). Pero una viuda es siempre deseable, y cuando con diez años un hombre se encapricha de ella, la abuela la aleja para ponerla al servicio de una dama inglesa.

Desde esa posición, Savitri crecerá y comprenderá, desde los ojos de India, todos los sentimientos que se generan en su ama, quien siente  una pasión totalmente indecorosa por el hermano de su esposo. Cuando su esposo lo descubre, la castiga enviando a Inglaterra a su hija, Penny. Ella apaga su dolor adoptando a una niña hindú, familia de Savitri, que perdió un brazo en un accidente.

La infelicidad de esposo y esposa, de la niña, los disturbios en la India, las muertes, la vuelta… todo, visto desde la perspectiva de una sirvienta que ya sabe más de la vida familiar que la propia familia.

Podía haber sido una preciosa historia, pero algo le falta. Creo que no he conseguido identificarme con ninguna de las protagonistas.

La lista

Las tramas de Frederick Forsyth son siempre complicadas, con un montón de personajes principales y secundarios, e historias que se entremezclan unas con otras. Han ido cambiando con el tiempo, y en esta última entrega los protagonistas son el Rastreador, antiguo marine y que actualmente se dedica a rastrear objetivos y eliminarlos por orden del gobierno de Estados Unidos y el Predicador, la presa en cuestión, un activista musulmán que aboga por la matanza de eminentes ciudadanos occidentales y luego el suicidio de sus seguidores. Pero también juega un papel importante un barco sueco capturado por piratas somalíes, los negociadores que intervendrán en la petición del rescate y uno de los miembros de a bordo.

En resumen, lectura entretenida con problemas verdaderamente actuales. Me he quedado con las ganas de más Forsyth, buscaré algo para continuar.

Un minuto antes de la oscuridad

Leí sobre esta novela hace unos días. A mí siempre me han gustado los relatos apocalípticos, y la idea de una Madrid construyendo un muro en la M30 para protegerse de las  hordas asesinas que pululan por el exterior no me pareció mala.

Una vez comencé, y empecé a vivir los avatares de la familia formada por Ciro (profesor universitario de Historia), Sole (su mujer) y Pau (su hijo de dos años). Es una familia que vive fuera del círculo de la M30, y eso significa pasar esa frontera a diario. La vida es caótica, no existen los suministros básicos, las comunicaciones son casi imposibles fuera de las fronteras y los hawaianos son unas pandillas que matan por placer y secuestran a los niños.

En todo esto se mezcla una posibilidad: los miméticos son clones de algunas personas, cuyos padres en su día pagaron para que su hijo o hija disfrutara de una oportunidad en caso de enfermedad. Pero ahora se están utilizando para protegerse de la barbarie, y Ciro finalmente decide activar el suyo. Su vida familiar ya era muy insatisfactoria, pero la cosa va a peor y de alguna manera estallará.   

Hay novelas de catástrofes mucho mejores.

Valeria al desnudo

La última historia de Valeria cierra el ciclo de los años de esta joven que pasea sus amores y desamores por Madrid. La relación con Bruno no nos convence desde su principio, por más que ella se quiera autoconvencer (y nunca entendí por qué). Aunque Bruno se instala durante unos meses en Madrid, en su casa, habrá problemas. Y Valeria no se decide a instalarse ella en Asturias, lugar de residencia de Bruno e inevitablemente donde él debe estar, con su hija.

Lola y Rai tienen algunos problemas derivados, principalmente, de la dificultad de Lola para comprometerse. Carmen da a luz y, para su horror, se queda embarazada de nuevo casi de inmediato. Nerea continúa con su empresa, y comienza una extraña relación con un fotógrafo que no le conviene. Pero Nerea ha cambiado y ya no es tan fría y tradicional como era.

Víctor siempre está ahí, complicándole la vida a Valeria, intentando convencerla de que su amor es posible. Y Valeria, en un mar de dudas.

El libro finaliza con un epílogo seis años después. Con final feliz.

Es curioso. No acabo de creer que se trate de una gran historia. Pero me la he leído, cuatro tomos completos, en cinco días. Así que algo tiene la historia para haberme enganchado… 

Valeria en blanco y negro

La tercera entrega de Valeria comienza con la espantosa descripción de su relación con Víctor. Tras muchos avatares, han acabado por concluir que son amigos con derecho a roce, con exclusividad, pero nada más. A Valeria eso no la llena, y el principio de la novela es la crónica de una ruptura anunciada. Valeria conoce a Bruno, un joven escritor asturiano, y éste pronto la arrastrará a una vorágine de sexo que nunca será comparable a lo que siente por Víctor.

Lola ha dejado su intensa vida sexual y comienza una relación más convencional con Rai, un joven al que saca nueve años. Esto es nuevo para ella, y no sabe cómo gestionar sus emociones ante la primera vez que se enamora. Carmen está organizando su boda y sorprendentemente vuelve de la luna de miel… embarazada; y Nerea deja a su novio, se lía la manta a la cabeza, deja también su trabajo y monta una empresa de organización de eventos.

La relación de Bruno y Valeria avanza, pero Valeria sigue enamorada de Víctor. Eso es un hecho, y no puede evitar caer en sus brazos una y otra vez. 

Valeria en el espejo

Valeria ha terminado con su matrimonio, y comienza una relación con Víctor, el desencadenante de su divorcio. Todo parece ir bien, pero Valeria siente un gran miedo a volver a pasar por una ruptura y no funcionará como esperaba. Mientras tanto, Lola la rompecorazones está tratando de castigar a Sergio, su antiguo amante. Nerea sigue saliendo con Daniel y parece que se acerca el momento de formalizar la relación, y se pregunta si de verdad le ama. Carmen no se pregunta si está enamorada, lo sabe y quiere casarse con Borja, pero la madre de éste parece que no está muy de acuerdo con esos planes…

Siguen las confidencias entre amigas. Siguen las salidas por Madrid, siguen los encuentros y desencuentros… Sigue siendo una novela ligera, no especialmente electrizante, pero sí entretenida y fácil de leer. 

En los zapatos de Valeria

Me recomendaron esta novela hace unos días, la busqué, la empecé y la he terminado en apenas dos días. Valeria es una joven cerca de la treintena que vive en Madrid, y que abandonó su trabajo tras publicar una primera novela. Está casada con Adrián, aunque últimamente su vida es muy aburrida, especialmente su inexistente vida sexual. Sus amigas son Lola (devorahombres y deslenguada), Nerea (una niña bien extremadamente formal) y Carmen (sincera, fuerte y sensata).   

La relación entre las cuatro amigas, sus confidencias y salidas, sus devaneos amorosos marcarán el ritmo de la novela. Valeria, una noche, sale y conoce a alguien que le hará replantearse el fin de su matrimonio.

Novela ligera, que se lee en seguida. Novela de amigas. Novela que tiene una continuación que será mi próxima lectura. 

Electra

Tras mi última lectura (Ahogada en llamas), donde aparecía como un personaje más Benito Pérez Galdós, me surgió la curiosidad de leer una obra de teatro corta cuya trama, estreno y consecuencias se trataban en este último libro. Esta obra es Electra, un drama en cinco actos donde una joven de dieciocho años es protegida de tal manera por su familia y amistades, que se le quiere obligar a entrar en un convento para evitar posibles pretendientes que la corrompan. Electra es joven, alegre, y está enamorada de un científico viudo y con hijos, mayor que ella. Cuando deciden casarse, Electra es engañada haciéndole creer que son hermanos, con el fin de impedir la boda y  recluirla en el convento.

La obra causó sensación en la España de principios de siglo XX, y fue utilizada como panfleto anticlerical, aunque Pérez Galdós no la concibió así, sino como un mero pasatiempo. Pero la heroína despertó mucha simpatía, al igual que el odio hacia Pantoja, quien la engañó para propiciar su vida monacal.