Leí sobre esta novela
hace unos días. A mí siempre me han gustado los relatos apocalípticos, y la
idea de una Madrid construyendo un muro en la M30 para protegerse de las hordas asesinas que pululan por el exterior
no me pareció mala.
Una vez comencé, y
empecé a vivir los avatares de la familia formada por Ciro (profesor
universitario de Historia), Sole (su mujer) y Pau (su hijo de dos años). Es una
familia que vive fuera del círculo de la M30, y eso significa pasar esa
frontera a diario. La vida es caótica, no existen los suministros básicos, las
comunicaciones son casi imposibles fuera de las fronteras y los hawaianos son
unas pandillas que matan por placer y secuestran a los niños.
En todo esto se
mezcla una posibilidad: los miméticos son clones de algunas personas, cuyos
padres en su día pagaron para que su hijo o hija disfrutara de una oportunidad
en caso de enfermedad. Pero ahora se están utilizando para protegerse de la
barbarie, y Ciro finalmente decide activar el suyo. Su vida familiar ya era muy
insatisfactoria, pero la cosa va a peor y de alguna manera estallará.
Hay novelas de
catástrofes mucho mejores.
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