La tercera entrega
de Valeria comienza con la espantosa descripción de su relación con Víctor. Tras
muchos avatares, han acabado por concluir que son amigos con derecho a roce,
con exclusividad, pero nada más. A Valeria eso no la llena, y el principio de
la novela es la crónica de una ruptura anunciada. Valeria conoce a Bruno, un
joven escritor asturiano, y éste pronto la arrastrará a una vorágine de sexo
que nunca será comparable a lo que siente por Víctor.
Lola ha dejado su
intensa vida sexual y comienza una relación más convencional con Rai, un joven
al que saca nueve años. Esto es nuevo para ella, y no sabe cómo gestionar sus
emociones ante la primera vez que se enamora. Carmen está organizando su boda y
sorprendentemente vuelve de la luna de miel… embarazada; y Nerea deja a su
novio, se lía la manta a la cabeza, deja también su trabajo y monta una empresa
de organización de eventos.
La relación de Bruno
y Valeria avanza, pero Valeria sigue enamorada de Víctor. Eso es un hecho, y no
puede evitar caer en sus brazos una y otra vez.
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