Ciudad de cristal

Un escritor de novelas que publica bajo seudónimo se encuentra en un momento de descanso entre la publicación de una de las novelas y el comenzar con otra. Es un hombre solitario, que ha perdido a su esposa y a su hijo pequeño y cuya cabeza rige de manera un tanto peculiar. Por eso, cuando empieza a recibir llamadas extrañas preguntando por un detective al que él no conoce, en primer lugar dice no saber nada del asunto. Pero tras varios intentos más, se implica diciendo que él es ese Paul Auster por quien preguntan.

Esta situación le hará conocer un horrible caso de un niño encerrado durante años por su propio padre, quien había perdido la cabeza. Su labor como “detective” será proteger a este niño, hoy adulto, del anciano en el que se ha convertido su padre, que va a salir de prisión en breve.

Una serie de ¿errores? ¿casualidades? ¿nimiedades? llevan al protagonista a convertirse en algo que no era en absoluto, convirtiendo la novela en una incitación a la reflexión. ¿Hasta qué punto estamos cuerdos o estamos más cercanos a la locura de lo que creemos?

Kryptos

Una amenaza se cierne sobre la ciudad de Washington, y todos los mandatarios estadounidenses están al tanto. El presidente, el vicepresidente, los jefes de las agencias… Cinco bombas van a estallar y nadie sabe dónde están, pero sí saben la hora exacta. Hay veinticuatro horas para desactivarlas, y una agente de la CIA es la encargada de poner a salvo a una adolescente superdotada de quince años, que es capaz de desencriptar cualquier código, y ha sido capaz, por casualidad, de descifrar el primero de ellos. ¿Llegarán a tiempo?

Una carrera contrarreloj, muchos enemigos que no saben de dónde pueden salir, y mucha habilidad para enfrentarse a ellos. Pero quién sabe si será posible acabar con la amenaza.

Esta novela, que firma Blas Ruiz Grau, ha sido en realidad escrita a cuatro manos y con la colaboración para la idea inicial de sus lectores. Una idea muy original, que ha funcionado.

Los días perfectos

 

Un libro que da para pensar. Una novela que, en principio, solo relata una infidelidad, y que acaba poniendo tus neuronas a trabajar. ¿Qué es un día perfecto? ¿Puede existir un día perfecto? ¿O momentos perfectos? ¿Es bueno aspirar a tener un día perfecto con tu pareja? Más aún, ¿es posible tener un día perfecto con tu pareja cuando estás metido en la rutina de años y años?

Un libro sobre la rutina, sobre los sueños y sobre la búsqueda de la felicidad en una sociedad cada vez más individualista y más estresada.

La extraña desaparición de Esme Lennox

 

Es cierto que siempre se ha oído sobre la posibilidad, hace muchos años, de que te encerraran en un manicomio simplemente por no encajar en el mundo. Es el caso de Esme, una joven nacida en la India que, trasladada a una Inglaterra encorsetada y rígida, no se adapta. Tras una serie de incidentes, es recluida (en principio temporalmente) en un manicomio, con apenas dieciséis años. Pero diversas circunstancias le harán permanecer en dicha institución sesenta años.

Cuando su sobrina nieta recibe la noticia de que hay una pariente recluida de la que va a tener que hacerse cargo, pues el psiquiátrico cierra, no puede creerlo. Su abuela jamás habló de una hermana, y no sabe cómo afrontar la situación. ¿Puede olvidar el asunto, o tendrá que implicarse y desvelar el gran secreto de su familia?

Tokio blues

No había leído nada de Murakami y hace unos días una amiga se extrañó de ello. Por eso, decidí leer Tokio blues, y la experiencia ha sido extraña.

Es una novela que me ha recordado a la inolvidable El guardián entre el centeno, aunque los matices son diferentes. El narrador, Watanabe, es un ejecutivo de 37 años que nos cuenta un par de años convulsos que pasó en Tokio, sus dos primeros años universitarios, que coincidieron con las revueltas de finales de los 60. Pero lo importante no es las huelgas estudiantiles, sino sus relaciones personales. Principalmente con las mujeres.

Naoko y Midori son las dos jóvenes que ocuparán el corazón de Watanabe, primero una y luego otra. Son difícilmente comparables, pues Naoko es una chica con serios problemas mentales derivados de haber encontrado muerta a su hermana mayor, suicida, y de haber perdido también de la misma manera a su novio Kazuki, con 17 años. Watanabe era el mejor amigo de Kazuki, y esta circunstancia les lleva, meses después, a encontrarse en Tokio, en la universidad, y entablar una extraña relación.

Midori, por su parte, es un torbellino, que dice lo que piensa y piensa muchas cosas, muy seguidas, y muy deprisa. Ella y Watanabe entablan una relación de amistad que se convertirá poco a poco en otra cosa a la que resultará difícil poner nombre.

Según he estado leyendo, es un libro que retrata muy bien la sociedad japonesa, y dos cosas sobre todo me han llamado la atención. Primero, la naturalidad con la que se trata el suicidio, y segundo, el desarraigo familiar de unos jóvenes de apenas dieciocho años de sus familias de origen. Igualito que en España, donde nuestros hijos si se van a la universidad, vuelven y vuelven, y las familias felices de que vuelvan y vuelvan.

Un buen libro, cuyos personajes me acompañarán en mis recuerdos durante una temporada.