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domingo, 15 de septiembre de 2019

David Copperfield



Me apetecía, no sé por qué, releer este clásico del siglo XIX. Es cierto que la prosa de Charles Dickens es una maravilla, y en concreto la historia de David Copperfield más, pero es posible que lo haya leído por décima vez.
La novela narra la vida de David, desde su nacimiento y primera infancia (muy feliz) hasta que su madre, viuda, vuelve a casarse, y se acaba la felicidad a manos de su padrastro, cruel con su madre y con él. Tras la muerte de ella, se traslada a vivir a Londres para trabajar, ante su horror por la imposibilidad de ser un hombre instruido en un futuro. Escapa de aquella vida para refugiarse en la bondad de su tía Betsey, quien es la extravagante de la familia pero se convertirá en la bienhechora de David.
David estudiará y se convertirá en un hombre, siempre de la mano de su buena amiga Inés Wickfield, en cuya casa pasará los años de colegio que le restan. Se trasladará a Londres para buscar un puesto en la sociedad, se enamorará, se casará…
Por la novela pasan infinidad de personajes, entrañables la mayoría, despreciables también algunos. ¿Qué decir del señor Micawber, siempre endeudado y saliendo de sus crisis con optimismo? ¿Y la pequeña Emily, desgraciada en el amor, deshonrada y emigrante con su tío siempre fiel? ¿Y Ham, fiel y desgraciado hasta la muerte? Pero, ¿y Uriah Heep, el colmo de la mezquindad, quien pudo convertir a muchos de los amigos de David en desgraciados?
Una maravilla de la literatura clásica, no puedo decir más.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Grandes esperanzas


Cambiando por completo él género literario al que me dedico últimamente (la novela negra, básicamente), me decidí por volver a los clásicos. Charles Dickens me fascinó desde pequeña, y algunos de sus célebres personajes son dignos de ser recordados para siempre. Así es Pip, el protagonista de esta novela, un joven huérfano criado por su cruel hermana y su amable y fiel esposo en una aldea, cuyo destino parece ser el de convertirse en herrero, como su cuñado.
En la ciudad cercana hay una casa habitada por una rica señora medio loca, que adoptó a la huérfana Estella. Pip traba conocimiento con ellas, y esto será su perdición, pues se enamora de esta última y comprende que su mayor deseo será convertirse en un caballero para estar a su altura y tratar de merecerla.
Cuando es un adolescente, y su destino parece encaminado a la fragua, aparece un anónimo benefactor que le facilitará a Pip el instalarse en Londres, recibir una instrucción y convertir su sueño en realidad. Las grandes esperanzas que comienza a albergar respecto a su futuro son las que dan título a la novela.

Con personajes entrañables y magníficamente retratados, exagerados en sus caracterizaciones pero creíbles, este relato es un magnífico escaparate para la sociedad inglesa de la época.

domingo, 8 de febrero de 2015

Las aventuras de Oliver Twist


Indiscutiblemente, Oliver Twist es un niño desgraciado. Es huérfano y se ha criado en un orfanato, rodeado de gentes que no le querían y le maltrataban. Cuando, cansado de su vida, huye a Londres, va a topar con Fagín, un judío ladrón y malvado (políticamente incorrecto, el personaje), que tratará de introducirlo en el mundo del mal.
Oliver sufre un golpe de suerte y va a parar a una casa honorable, donde le cuidan de una enfermedad y donde parece que puede tener una vida digna. Pero sus antiguos compañeros no quieren perderlo de vista y una conspiración se urde contra él, volviendo a caer en las redes de los ladrones.
Parece que Oliver está destinado a vivir una vida mejor, pues de nuevo es herido y cuidado amorosamente en una casa de bien. ¿Por qué los ladrones tienen tanto interés en convertirlo en uno de los suyos? Tras una serie de avatares donde alguno de sus antiguos compañeros demuestra buenos sentimientos, todo se descubre y la historia tiene un final feliz.


sábado, 31 de enero de 2015

David Copperfield


Supongo que nada puedo decir de esta maravilla que no se haya dicho ya. Si Dickens es quién es, es en gran parte gracias al niño abandonado por su padrastro, al niño que huye de su vida transformada en un suplicio y camina millas y millas buscando una salvación.

Este libro ha estado en mi casa desde que yo era una niña y no recuerdo cuántos años tenía cuando lo leí por primera vez. Pero puedo decir que esta última vez, aún sabiendo exactamente qué iba a ocurrir, no he podido evitar emocionarme y llorar una vez más. Con Steeforth, tan querido por nuestro protagonista y tan canalla. Con la dulce Emily, tan buena y tan engañada. Con la dulce esposa-niña de David, Dora, quien nunca debió convertirse en una mujer. Con Inés, tan leal y bondadosa. Con la tía de David, con Peggotty, y con todos y cada uno de los personajes que hacen que esta maravillosa novela no envejezca nunca y permanezca donde está, en la cumbre de la literatura, para siempre.