Indiscutiblemente, Oliver Twist es
un niño desgraciado. Es huérfano y se ha criado en un orfanato, rodeado de
gentes que no le querían y le maltrataban. Cuando, cansado de su vida, huye a
Londres, va a topar con Fagín, un judío ladrón y malvado (políticamente
incorrecto, el personaje), que tratará de introducirlo en el mundo del mal.
Oliver sufre un golpe de suerte y
va a parar a una casa honorable, donde le cuidan de una enfermedad y donde
parece que puede tener una vida digna. Pero sus antiguos compañeros no quieren
perderlo de vista y una conspiración se urde contra él, volviendo a caer en las
redes de los ladrones.
Parece que Oliver está destinado a
vivir una vida mejor, pues de nuevo es herido y cuidado amorosamente en una
casa de bien. ¿Por qué los ladrones tienen tanto interés en convertirlo en uno
de los suyos? Tras una serie de avatares donde alguno de sus antiguos
compañeros demuestra buenos sentimientos, todo se descubre y la historia tiene
un final feliz.
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