Hace unos días estaban poniendo en TV la película que
se basa en este libro, y me enganché. Yo soy muy dada a las
distopías, los desastres (tanto naturales como provocados) y el
apocalipsis. Por esta razón, cuando vi cuál era el argumento, me
senté en el sofá y de allí no me moví hasta que acabó.
La protagonista es una adolescente Cassie, cuya vida
cambia por completo, como la de toda la humanidad, en cuestión de
meses. El primer indicio es una nave surcando el globo terrestre que
es vista en cuestión de días por todo el planeta. A esto se suceden
una serie de agresiones, que en la novela se llaman “olas”. La
primera ola es un pulso electromagnético que acaba con las
comunicaciones, la electricidad y todo aquello que se sirva de un
motor. Todos los países quedan a ciegas. La segunda ola, pocos días
después, es un tsunami demoledor que acaba contodas las ciudades
costeras del planeta, y por supuesto con los que en ellas residen. La
tercera ola es la peor: un virus transmitido por los pájaros que
acaba con el 97% de la población mundial, ya cruelmente diezmada. La
cuarta ola consiste en una serie de infiltrados que se hacen pasar
por humanos y matan por doquier.
Tras estas cuatro olas, Cassie ha perdido a su madre por
el virus y a su padre asesinado por los alienígenas infiltrados.
Vive sola, en el bosque, con la esperanza de cumplir la promesa que
le hizo a su hermano Sam, de cinco años, de ir a buscarle cuando se
fue, en teoría refugiado. Pero Cassie sabe que ha sido secuestrado,
junto con muchos otros niños, por los alienígenas.
Cassie está a punto de morir, pero es salvada en el
último momento por un extraño chico que vive solo en una casa en el
bosque. Entre los dos trazarán un plan para rescatar a Sam, pero Sam
mientras tanto está recibiendo un férreo entrenamiento. ¿Para qué?
Para convertirse en la quinta ola.
Una entretenida novela juvenil, que tiene segunda y tercera
parte y seguramente leeré a continuación.