Otra tristísima novela que en esta
ocasión nos hace estremecer de la mano de Hazel, una joven de dieciséis años, residente
en Indianápolis, que sufre un cáncer terminal. Va a todas partes con su botella
de oxígeno, pues sus pulmones no respiran por sí mismos. Cuando su madre
insiste para que asista a los grupos de apoyo de jóvenes con cáncer, por fin
acude y allí conocerá a Augustus, quien le cambiará la vida. Gus ha sufrido
también cáncer, y ahora es un superviviente de la enfermedad, aunque a costa de
una pierna perdida en la batalla, que le ha alejado definitivamente del
baloncesto. Conocer a Hazel es para él una revelación, y asistimos esperanzados
al inicio de un maravilloso amor entre dos seres que saben que su mañana es muy
breve, pero que vale la pena intentarlo.
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