Nil es un chico de trece
años en la Barcelona de 1945, momento y lugar en el que comienza la novela. Su
padre lleva desaparecido desde el final de la guerra civil, cuando se fue de
España y comenzó a colaborar con la Resistencia francesa, y más tarde con el
maquis. Vive con su madre, Soledad, hermosa mujer cuya vida no ha sido la que
esperaba, tras perder a su marido huido y a su pequeña hija en un bombardeo.
Bombardeo en el que Nil perdió un brazo.
Soledad trata de sacar
adelante a su hijo, quien colabora con los cines de la ciudad llevando y
trayendo las bobinas que dan nombre a la novela. Nil conoce a infinidad de
personajes en sus andanzas por la ciudad, y todo se complica el día que se
comete un crimen en la escalera de su portal. El moribundo le hace entrega de
un extraño cromo, y ahí comenzarán los problemas para Nil y su madre, muchos
más de los que tenían antes. Ya que el inspector Valiente, hombre resentido,
malvado y a las órdenes del régimen, quiere acabar con ellos por un asunto del
pasado.
Entrañable y maravillosa,
me ha recordado enteramente a La sombra del viento, quizá por el
emplazamiento, quizá por el protagonista, memorable al igual que la mayoría de
los personajes que van acompañando a Nil en sus vivencias de niño de la
postguerra.