He tardado más de una semana
en leer este libro, no porque no me haya enganchado, sino porque son más de mil
páginas. Es una de las cosas que le critican a Stephen King, el excesivo grosor
de sus novelas, pero he de decir que cuando hay literatura de calidad (y sé que
muchos piensan que King no representa esta literatura) el libro no se hace nada
pesado.
Leí esta novela cuando era
una adolescente, y no había vuelto a hacerlo. De hecho, recordaba lo básico:
una plaga de gripe acaba con la mayor parte de la humanidad, en concreto más
del 99% de la población. Los supervivientes son pocos, y una vez pasa el pico
de la pandemia, empiezan a encontrarse. Hay un componente sobrenatural, pues
todos empiezan a soñar con dos personas, que representan el bien y el mal. Por
un lado, la madre Abigail, una anciana de ciento ocho años que aglutinará a su
alrededor a “los buenos”. Por otro lado, Randall Flagg, que es un ser extraño,
atemporal, que adopta forma humana, y que representa el mal.
El libro comienza describiendo
la vida normal y cotidiana de unos cuantos personajes, que luego se convertirán
en los viajeros y protagonistas de la novela. En el lado de los buenos, una
joven universitaria embarazada accidentalmente; un cantautor con problemas con
las drogas; un joven viudo que se dedica a charlar con los amigos… Por el lado
de los malos, un asesino en serie con dos dedos de frente que acaba de ser
detenido; un pirómano desde niño; un adolescente inadaptado…
La eterna lucha entre el
bien y el mal, que King sabe relatar magistralmente.
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