Mary Higgins Clark vuelve a inventar una trama donde el fondo es
siempre el mismo: una mujer, casi siempre enamorada, se ve inmersa en una
situación angustiosa que se convierte en límite.
En esta ocasión, la protagonista acaba de casarse con un rico
empresario que inmediatamente después de la luna de miel es acusado de varios
asesinatos ocurridos en el pasado, entre ellos el del padre de la protagonista.
Ella confía en su marido y entre los dos buscan una explicación basándose en el
sonambulismo que padece desde que era niño.
Pero a su alrededor continúa el responsable de esas muertes, quien
se verá cada vez más acorralado y tratará de eliminar a los que pueden
incriminarle.
Como siempre, entretiene. Pero esta vez, no me convence. No es,
ni de lejos, la mejor Mary Higgins Clark.