Hace un tiempo leí Cincuenta
sombras de Grey, y ahora con tanto bombo que se le ha dado al estreno de la
película, decidí terminar la trilogía. No sé si lo conseguiré.
Si en la primera entrega
descubríamos a la tonta Anastasia Steele plegándose a los deseos de su
controlador novio, cosa que acabó en una huida al final, en esta ocasión
comprobamos cómo Anastasia vuelve al redil y comprende que debe hacer enfadar
lo menos posible a su rico y acosador novio. Cuando digo acosador, lo digo con
razones: tiene hasta un dossier con toda la información sobre ella desde que la
conoció.
Pero la historia, tras muchos
vaivenes emocionales de la sumisa que no quiere ser sumisa, acaba en petición
de boda. Muy, muy peligrosa para jovencitas inocentes que quieren agradar.