No había leído esta pequeña
maravilla de Sénder. En un rato han caído las aproximadamente cien páginas de
buena literatura.
Paco el del Molino ha muerto hace
un año, y Mosén Millán va a decir una misa por su alma. Estamos en plena guerra
civil, y a la iglesia no acude nadie. Salvo, finalmente, los enemigos de Paco.
Mosén Millán rememora desde el día
que Paco nació, cuando fue bautizado, los momentos de su niñez y adolescencia,
su boda y, sobre todo, sus inquietudes sociales desde niño. Ante todo, Paco era
una buena persona. Pero la guerra que asoló el país no entendía de buenas ni
malas personas, sino de bandos contrarios… Y Paco tenía que morir.
En unas pocas páginas aprendemos a
apreciar a Paco, y a desear que se salve a sabiendas de que está muerto. Y
también aprendemos a compadecer a Mosén Millán, tan viejo y tan triste, tan
arrepentido y tan solo.
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