Llucia Ramis narra su infancia y
juventud dando voz a una joven treintañera quien, muy a su pesar, tiene que
volver a vivir a casa de sus padres tras quedarse parada en plena crisis económica.
Después de haber salido de su casa de Mallorca a los dieciocho años y no haber
vuelto salvo de visita, vive esta situación como una derrota.
A partir de aquí, la joven
recuerda su infancia y sus veranos en Asturias, donde sus antepasados belgas
fueron propietarios de una gran industria que acabaron perdiendo. También
cuenta las historias familiares que vivió con sus hermanos, con sus padres, sus
abuelos (tanto los belgas como los mallorquines).
He echado de menos “que pase algo”.
Estamos ante una novela muy bien escrita, esto es indudable, pero las anécdotas
que cuenta son demasiado íntimas y personales como para llegarme al alma.
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