El período inmediatamente anterior al
estallido de la II Guerra Mundial nos es narrado a través de los ojos de una
familia inglesa adinerada, propietarios de una empresa maderera, los Cazalet.
El Brigada, como lo llaman sus hijos y nietos,
es el Jefe, quien junto con la Duquesita, su esposa, aglutinan a su alrededor a
sus hijos, nietos y allegados: Edward, el hijo mayor, mujeriego y feliz superviviente
de la I Guerra Mundial, casado y con varios hijos; Hugh, segundo hijo,
felizmente casado pero no tan feliz superviviente de la guerra, de la cuál
volvió mutilado; Rachel, la hermana soltera que se ha quedado en casa de sus
padres para echar una mano, y que mantiene su amor por su amiga oculto a los
ojos de los demás; por último, Rupert, el hermano pequeño, bastante más joven,
artista y soñador, casado en segundas nupcias con una joven a la que saca un
montón de años.
Además de los hijos, están los nietos, cerca
de una docena. Y todos se juntarán en la casa de campo familiar, esperando
ansiosos la noticia de una paz (o quizá una guerra) durante el verano de 1938.
Además de la familia política de Edward, la amiga de Rachel y su hermana, tías
abuelas, institutrices… La casa será un hervidero de vida, cariño y roces
propiciados por la convivencia.
La novela finaliza con la firma de los
Tratados de Münich en septiembre de 1938. La política de apaciguamiento de Chamberlain
sabemos que finalmente no fue fructífera, pero eso vendrá en la siguiente entrega…
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