Los Cazalet, padres, hijos, abuelos, continúan
con su vida. El libro anterior finalizó con los Tratados de Munich, y parecía
que se había esquivado la guerra. Pero esta segunda entrega comienza a finales
del verano de 1939, cuando la II Guerra Mundial da comienzo.
Los Cazalet deciden quedarse en el campo,
pues Londres será un lugar mucho menos seguro. Desde allí sabrán de los
bombardeos, que les afectarán sobremanera en el negocio familiar. Los niños seguirán
con sus vidas, al igual que los adultos.
Los acontecimientos más destacados son que
Rupert marcha a la guerra, y desaparece en Dunkerque. Su esposa Zoë y su hija Clary
sufrirán mucho la incertidumbre, y más teniendo en cuenta que no ha llegado a
conocer a su hija Jules.
Por otra parte, Sybil enfermará y su estado
va a peor, pues su cáncer es incurable. La familia trata de ocultarlo, pero
Polly, siempre atenta a los sentimientos de todos, sabe que la vida de su madre
se está apagando y solo intenta proteger también a su padre.
Edward sigue enamorado de Diana, pero es
incapaz de poner fin a su matrimonio, incluso con Diana viuda y embarazada.
Seguiré acompañando a esta familia.
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