Leí esta novela hace
muchísimos años, coincidiendo con la maravillosa película que protagonizaron
Ricardo Darin, Cecilia Roth y Matías del Pozo. Ahora la he releído y, desde la
perspectiva veinte años después, le he sacado más jugo.
Son los primeros tiempos
de la dictadura militar en Argentina, en 1976, y una familia (matrimonio joven
con dos hijos de cinco y diez años) se ven obligados a desaparecer, ocultando
su identidad. El libro está narrado desde el punto de vista del hijo mayor
(nombre ficticio Harry). Un niño normal, con sus amigos del colegio, con sus preocupaciones
de niño de diez años: Superman, Los Invasores, el TEG… Precisamente el TEG, un
juego de mesa argentino que supongo es parecido al RISK que aquí conocemos,
tiene un papel crucial en la historia, principalmente darle nombre a la novela.
Harry se adapta como puede
a su vida en una casa que no es la suya, sin sus juguetes, sus ropas ni sus
rutinas, pues sus padres se ven obligados a salir corriendo sin mirar atrás. Es
un niño muy responsable y como tal se hace cargo de su hermano. En su escondite,
halla un libro de Houdini, que se convertirá en su hobby y su pasión,
convencido de que se convertirá en un escapista. Comparte con su padre la
afición por el TEG, juego de estrategia en el que la península de Kamchatka se
convertirá en símbolo de resistencia y en el mejor recuerdo que este le dejará.
Maravillosa novela y maravillosa
película que trataré de ver de nuevo.