¿Qué se puede decir
de esta maravillosa novela de aventuras que no se haya dicho ya? Julio Verne, echando
mano de su desmesurada imaginación, creó una serie de mundos fantásticos en
algunas de sus obras. Pero en esta no. En La
vuelta al mundo en 80 días creó, simplemente, unos magníficos personajes. Una
serie de situaciones límites de donde fue capaz de sacar a Phileas Fogg, británico
flemático y cabal dispuesto a jugarse su fortuna por una apuesta; a Passepartout,
francés amable y fiel con quien es imposible no encariñarse; a la hermosa
mistress Auda, salvada de morir quemada in extremis; incluso al incómodo Fix,
que únicamente cumplía con su deber de policía poniendo trabas al viaje del
protagonista.
¿Quién no conoce la
historia? La apuesta, el robo del banco de Inglaterra, las aventuras por
Europa, Asia y Norteamérica… y el maravilloso final, un final como deben ser
los finales: tremendo y feliz.