Una playa de la
costa mediterránea es el lugar donde Sandra se dirige cuando no sabe cómo afrontar su vida, embarazada y no enamorada del padre de su hijo. Decidida a no
hacer nada, deja pasar los días en la casa de veraneo de su hermana hasta que
un día, casualmente, conoce a una pareja de ancianos noruegos jubilados con los
que entabla una buena relación de amistad.
Pero alguien está
vigilando a los noruegos. Se trata de Julián, octogenario superviviente de un
campo de concentración nazi que se ha dedicado toda su vida a perseguir
criminales de la segunda guerra mundial por todo el planeta. En su última misión
ha encontrado a Karin y Fred, la pareja noruega que no son en absoluto lo que
parecen. Para desenmascararlos no dudará en abordar a Sandra y pedirle ayuda,
poniéndola en peligro ante toda la gente que rodea a la pareja y que aún forman
una Hermandad de personajes de la guerra con las manos manchadas de sangre.
Una historia excelente esta novela que consiguió el Premio Nadal 2010,
de la cuál se podría haber sacado mucho más partido, con un final vago e
insustancial que deja un sabor de boca agridulce.
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