No es el mejor Stephen
King el de este relato corto. La historia es la siguiente: un anciano vive solo
a raíz de la reciente muerte de su esposa. Apenas tiene relaciones con nadie,
pues parece haber sido un hombre no excesivamente amable ni bondadoso con los
que le rodearon durante su niñez, juventud y madurez. Así pues, se deica por la
noches a ver partidos de béisbol en la televisión.
Hasta que un día, en
la pantalla, aparece un rostro conocido de su época infantil. De una persona
que él sabe, con seguridad, que está muerta. Al día siguiente, otro. En la
misma situación. Y sucesivamente van apareciendo en pantalla una serie de
rostros que no deberían estar allí. Incluido el de su esposa. ¿Se está
volviendo loco, o hay una explicación? La hay. Una explicación de las de King,
por supuesto.
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